“¿Alguna vez has estado en un restaurante y un mesero fuerza una sonrisa?” Courtney, de Estados Unidos, lanza esta pregunta para reflexionar sobre la sinceridad de las sonrisas que podemos encontrar en distintos lugares.
2 pensamientos en “¿Por qué y para qué sonreír?”
Creo que una sonrisa tiene el poder de cambiar el día de una persona. Sonreír para un desconocido puede hacer que su día sea mejor, aunque no sea una sonrisa espontánea, pero siempre cambia nuestro estado de ánimo. ¿Cómo no sentirte feliz cuando un niño te sonríe? Cuando caminamos por la calle no sabemos lo que pasa en la vida de las personas y a veces una sonrisa sencilla que no cuesta nada vale mucho. Es un gesto que dura solo un instante, pero es muy poderoso. En mi opinión una sonrisa falsa es mejor que ninguna.
Pues para mí personalmente una sonrisa se ha convertido en una expectativa de los vendedores o las recepcionistas, ya que, si no me lo regalan, pueden hacer que mí energía baje o que no esté satisfecho con el servicio. Por otro lado, dejando al lado los que tienen la sonrisa como una parte de su profesión, creo que si logramos esbozar una sonrisa por lo menos a la gente de nuestro alrededor, por ejemplo cuando entramos a la casa y nos saludamos con los padres o la pareja aunque estemos cansadísimos o muy triste de los acontecimientos del día, podemos ser orgullosos de que no hemos arruinado el día de otra persona por lo mínimo y que hemos podido segregar las cuestiones laborales de afuera de nuestra vida en familia.
Creo que una sonrisa tiene el poder de cambiar el día de una persona. Sonreír para un desconocido puede hacer que su día sea mejor, aunque no sea una sonrisa espontánea, pero siempre cambia nuestro estado de ánimo. ¿Cómo no sentirte feliz cuando un niño te sonríe? Cuando caminamos por la calle no sabemos lo que pasa en la vida de las personas y a veces una sonrisa sencilla que no cuesta nada vale mucho. Es un gesto que dura solo un instante, pero es muy poderoso. En mi opinión una sonrisa falsa es mejor que ninguna.
Pues para mí personalmente una sonrisa se ha convertido en una expectativa de los vendedores o las recepcionistas, ya que, si no me lo regalan, pueden hacer que mí energía baje o que no esté satisfecho con el servicio. Por otro lado, dejando al lado los que tienen la sonrisa como una parte de su profesión, creo que si logramos esbozar una sonrisa por lo menos a la gente de nuestro alrededor, por ejemplo cuando entramos a la casa y nos saludamos con los padres o la pareja aunque estemos cansadísimos o muy triste de los acontecimientos del día, podemos ser orgullosos de que no hemos arruinado el día de otra persona por lo mínimo y que hemos podido segregar las cuestiones laborales de afuera de nuestra vida en familia.