Muchos hispanohablantes reconocen a los mexicanos cuando escuchan decir órale, ándale, camínale, apúrale y otras palabras terminadas en le. La maestra Cristina Simón ha dado una respuesta a John Clarkson en este blog sobre el uso de le en México.
Recordemos que le, normalmente, es un pronombre de objeto indirecto que se refiere a una persona o cosa: dile (a él/ella) que venga; dale mis saludos a tu hermana, ponle más azúcar a mi café, etc. Pero en México agregamos le a algunos verbos: ándale, apúrale, cómele, dale, échale, síguele, entre varios otros. Y lo usamos también con palabras como órale, quihúbole, híjole.
Apúrale: equivale a date prisa. a) Apúrale, que ya son las diez y van a cerrar la tienda
Cómele: cuando ofrecemos comida. a) – ¿Me dejas probar de tu plato? – Sí, cómele, con confianza.
Dale: invita a continuar. a) A: – ¿Sigo leyendo? B:- Sí, dale. b) A: – ¿Descansamos un poco? B: – No, no, dale, ya vamos a acabar.
Échale: se dice para animar a alguien a que continúe. a) A: – ¿Puedes ayudarme con otra bolsa más? _B: – Sí, échale, todavía aguanto.
Échale ganas: expresión para levantar el ánimo. a) Échale ganas, no te desanimes. b) Échale ganas para que acabemos pronto y nos vayamos temprano.
Híjole: Interjección que implica admiración. a) Híjole, ya se nos hizo bien tarde. b) Híjole, ya va a llover.
Quihúbole: Expresión de saludo. -Quihúbole, ¿cómo has estado?
Síguele: 1. Como échale, es una invitación a continuar. a) – ¿Sigo derecho o doy vuelta aquí? –No, síguele, yo te digo cuando demos vuelta 2. Advertencia para dejar de hacer algo o atenerse a las consecuencias. Por ejemplo, se le puede decir a un niño inquieto: a) Síguele como vas, Juanito (vas a pagar las consecuencias).
A veces basta con la sola palabra y con una entonación de advertencia: a) Síguele… ( te vas a arrepentir de lo que estás haciendo).