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La historia del cimarrón

Marina Ferrari Fabro*

El cimarrón (o mate) es una bebida característica de la cultura de América del Sur. Es un hábito que fue heredado de las culturas indígenas aimaras, quechuas y guaraníes. Es una especie de té, hecho con yerba mate dentro de una calabaza y utilizando una pajita de metal llamada bomba.

Pero recuerda, debes beberlo bien caliente; los expertos sugieren que esté entre 60º y 70º C, nada menos, para no comprometer el gusto o la experiencia y para que no se queme la hierba, no más. ¡Por eso, no lo bebas frío ni demasiado caliente! 

Te estarás preguntando: ¿Qué sabor tiene el cimarrón? ¿Cuál es la sensación al tomarlo? Es una sensación caliente y amarga al mismo tiempo, aunque inolvidable y reconfortante, como un abrazo.

La yerba mate o Ilex paraguariensis es un arbolillo de la familia de las aquifoliáceas, originario de la región subtropical de América del Sur. Actualmente la yerba mate no se limita a las calabazas o a los platillos en donde los chefs brasileños han empleado el ingrediente en preparaciones dulces y saladas, como salsas, panes y farofas e incluso bebidas, debido a las numerosas propiedades medicinales que se han descubierto en la planta.

Pero todavía no es seguro que sean solo propiedades medicinales beneficiosas, hay que hacer más estudios científicos, ya que es evidente que no todas las plantas curan. Hay algunos científicos interesados ​​en realizar investigaciones, pero se necesitan fondos para que estas puedan seguir adelante.

Los primeros en hacer uso de la yerba mate fueron los indios guaraníes, quienes habitaban la región delimitada por las cuencas fluviales cerca de los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay, cuando llegaron los colonizadores españoles. La práctica se extendió rápidamente por toda la región de América del Sur, principalmente porque es muy fácil de preparar, como preparar un té. Si gustas, puedes agregar otros tés e incluso un poco de azúcar para que el sabor no sea tan amargo.

Más que una bebida, el cimarrón es un símbolo de unión y, para muchos sureños, el cimarrón es esencialmente eso: un ritual para compartir. Este ritual de compartir es una manifestación universal del ser humano, presente en diferentes ocasiones y culturas. Ya sea compartiendo una comida o escuchando el desahogo de un amigo, el acto de compartir establece un sentimiento de comunión y pertenencia entre las partes, como un gesto propio del afecto desinteresado. Cuando empiezas un círculo de cimarrón es como si alguien dijera: ¡A hablar! Siento que esto es tan importante para mi generación como lo fue para mis antepasados.

En días fríos y lluviosos, algunos de los mejores recuerdos que tengo de la infancia es cuando me sentaba alrededor de la estufa de leña con mi familia tomando mate, especialmente con mi abuelita. Y hasta el día de hoy, cuando estamos juntos, seguimos compartiendo el cimarrón en círculos de conversación, y creo que independientemente de la edad que tengamos, vamos a seguir así. ¡El cimarrón lo tengo como herencia de mi familia! Y tengo que decir que a mí me encanta esa tradición y me fascina que viva hasta hoy.

En resumen, es fundamental preservar la historia y la cultura de una región, así como brindar recursos para que, además de lo ya conocido, podamos aprovechar mejor los recursos naturales y abundantes como la yerba mate. Pienso que esta es la mejor manera de preservar el patrimonio cultural, no dejarlo olvidado en los libritos de historia. 

 

* Estudiante de Brasil del curso Español 4
  CEPE-CU, UNAM, Ciudad de México

Imagen: Marina Ferrari


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