Celulares y niñez: el impacto del uso diario del celular en la infancia
Polina Gileva*
Nuestra realidad ha cambiado drásticamente durante los últimos años. Ya no es nada fácil pensar en la vida sin el uso de tecnologías modernas, las cuales facilitan nuestras rutinas, ayudan a hacer todo más eficiente y rápidmente. El rey de todo este mundo digital es el celular, que nos conecta con la realidad virtual en cuestión de segundos. No es que solamente los adultos estén afectados, sino también los niños desde edades muy pequeñas. La pregunta es ¿cómo el uso diario del celular les afecta a los niños? Este ensayo tiene como objetivo profundizar en el tema del uso de los celulares en la niñez y descubrir más a fondo este fenómeno.
Para empezar,¿cuándo y en qué contexto niñas y niños empiezan a usar el celular? Después de una breve investigación ha sido determinado que, en México, 3 de cada 10 niños usan celular antes de los nueve años. Los datos de otros países de América Latina, como Argentina o Chile, también indican la edad promedio para tener el primer celular a los 9 años, pero muchos lo reciben incluso a los seis o siete años. Por lo general, se usa el celular en el ambiente escolar, para comunicarse con amigos o hacer ejercicios en la clase, o en la casa para jugar videojuegos, ver contenido digital y manejar las redes sociales.
Esta tendencia de usar el celular en todos los contextos de la vida se desarrolló más en los años de pandemia debido a la necesidad de adaptarse a las realidades de la cuarentena. Es decir, muchos niños empezaron a utilizar el celular con mucha frecuencia para mantener el contacto con sus amigos o hacer tareas de la escuela. De esa manera, un acto de adaptarse a la cruda realidad se ha convertido en una manera habitual de vivir, y ahora parece complicado encontrar a un niño que no tenga celular.
Estos cambios de actitud hacia los dispositivos han generado un fuerte debate de cómo impactan los celulares en los niños. Hablando de las repercusiones, cabe mencionar problemas en el desarrollo neurológico, físico o emocional. Pongamos por caso las dificultades de concentrarse o regular las emociones que ahora se notan fácilmente en el ambiente escolar. Los maestros y los padres tienen preocupaciones por el hecho de que sienten falta de control, o sea, no ven la oportunidad de influir en ese fenómeno, puesto que los сhicos no muestran la misma obediencia.
Se ha vuelto más difícil mantener la disciplina en la clase o pedirles a los hijos hacer tareas en casa a causa de que están más involucrados en la realidad virtual. Asimismo, surge una gran cantidad de problemas asociados con la salud física, como obesidad, mala postura, fatiga visual, trastornos del sueño, entre otras cosas. Los padres se ponen más alterados debido a que observan el impacto que les causa el celular a sus niños.
Adicionalmente, aparecen cambios en la salud mental de las infancias, cuya mente todavía no está desarrollada suficientemente, así que les cuesta trabajo controlar sus anhelos y deseos inmediatos. Les resulta más complicado concentrarse en una tarea para lograr un resultado final; lo que buscan ahora es obtener la satisfacción en ese mismo instante. Por consiguiente, están obligados a enfrentar dificultades como la adicción digital, la falta de motivación, la apatía o la ansiedad.
Por otro lado, no podemos negar algunas consecuencias positivas para los niños, como tener acceso a la información, que les permite conocer cosas nuevas, o bien desarrollar la habilidad de pensar rápido, la creatividad y el pensamiento crítico, que se profundizan en la generación joven. Además, el celular resulta ser una excelente herramienta de comunicación, la cual permite a los padres saber dónde se encuentran sus hijos, hablar con mensajes de voz con un amigo que vive lejos o simplemente crear grupos de interés que pueden mejorar la convivencia y la socialización.
No es que sean malos o buenos los celulares, sino que deben estar bien regulados. Más allá de pensar en prohibición de dispositivos, más vale saber cómo se puede manejar el uso del celular de manera adecuada. Por un lado, los psicólogos indican que no se puede dejar de hacer una cosa sin reemplazarla con algo más. Por ejemplo, el tiempo libre que un niño va a tener sin usar el celular debe ser sustituido con otra actividad igual de entretenida y agradable. El rol de los padres o pedagogos aquí es ayudar a los niños a encontrar su vida fuera del celular.
Por otro lado, viviendo en un mundo lleno de tecnologías, no se puede prohibir a los niños usarlas, puesto que ellos también forman parte de este mundo. Debemos respetar sus necesidades y deseos de estar en el espacio virtual, pero sin que se vuelvan adictos a eso. Para este objetivo se tiene que crear un diálogo de confianza con los niños, con el cual se logrará el equilibrio entre los deseos de un niño y la vida real fuera del mundo digital.
Para concluir, el uso de smartphones por parte de niños/as es un tema polémico y controvertido. Contiene muchos factores que podemos considerar reflexionando sobre este fenómeno, pero lo fundamental es no prohibir totalmente el uso, sino ayudar a controlar y regular este proceso.
*Estudiante de Rusia del curso Español 7
Profesora: María Reyes
CEPE-CU, UNAM, Ciudad de México
Imagen: freepik.es
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