LOADING

Historia, hielo y hogar

Chris Genovesi*

Hablar de Canadá es referirse a un país vasto y diverso que, a pesar de haber sido colonizado por potencias europeas, ha logrado consolidar una identidad propia. El hecho de que su territorio se extiende desde el océano Atlántico hasta el Pacífico, y desde el círculo polar hasta la frontera con los Estados Unidos, ha contribuido a una geografía excepcional, la cual se refleja en sus paisajes: desde las Montañas Rocosas hasta las llanuras del centro y los lagos del norte.

Se dice que los primeros habitantes de lo que hoy llamamos Canadá llegaron hace entre 12,000 y 15,000 años por el Estrecho de Bering, durante la última glaciación. De haber sido posible presenciar aquel momento, uno habría visto cómo comunidades indígenas se iban adaptando a climas extremos, desarrollando culturas complejas.   

Más tarde, en el siglo XVI, llegaron los franceses y los británicos, cuyas rivalidades marcaron gran parte de la historia temprana del país. No fue sino hasta 1867 cuando Canadá se constituyó como una confederación autónoma, aunque seguía ligada a la corona británica.

Lo que muchos de nosotros consideramos característico de Canadá no es sólo su bilingüismo, sino también su sistema parlamentario, su política de inmigración inclusiva, y cómo no, el hockey. Aunque nunca lleguemos a conocer el origen del hockey, la naturaleza de Canadá, las actitudes y los hábitos de los niños nos dicen que se fue desarrollado como una respuesta a las temperaturas heladas. En otras palabras, el hockey refleja la tierra y la cultura. Es decir, nuestro espíritu de aguante y fortaleza, que son necesarios para sobrevivir en ambientes extremos.

Este deporte —el cual algunos describen como una danza violenta sobre cuchillas— es más que una simple actividad recreativa: es un elemento fundamental del tejido social canadiense. No porque sea el único deporte practicado, sino porque refleja valores como el esfuerzo, la cooperación y la resiliencia. Hasta en zonas remotas, donde apenas se oye el bullicio de la ciudad, se puede ver a niños jugando hockey sobre lagos congelados al atardecer.

Aun a sabiendas de que la historia de Canadá incluye episodios oscuros, como el trato hacia los pueblos originarios, muchos consideran que el país ha avanzado en procesos de reconciliación. Aunque queda mucho que hacer, se percibe un compromiso colectivo con la justicia y la equidad. De continuar por este camino, Canadá podría convertirse en un modelo de convivencia multicultural.

Según algunos historiadores, el desarrollo canadiense ha sido lento, pero constante. Aun siendo una nación relativamente joven, ha demostrado una capacidad notable de adaptación. La posibilidad de armonizar tradición e innovación es, para muchos, una de sus mayores virtudes.

Se ha dicho que Canadá debe de haber encontrado su fuerza precisamente en su diversidad. De no haber acogido tantas culturas, tal vez no habría alcanzado su nivel actual de estabilidad. A no ser que surjan conflictos internos de gran envergadura —lo cual parece poco probable—, se espera que el país siga prosperando.

En resumen, lo que define a Canadá no es solo su historia o su geografía, sino también una manera de estar en el mundo: prudente, abierta, y profundamente marcada por el frío y el hockey.

Si visitas mi país, te sugiero que te tomes tu tiempo, que no te pierdas las vistas y ni un partido de hockey.

 

*Estudiante del curso en línea Español 7

 Profesora: Sofía Bautista Martínez

 CEPE-CU, UNAM, Ciudad de México

 

Imagen: storyset en freepik.es


Visiten el blog de la revista, donde podrán escribir opiniones y comentarios sobre este artículo:
https://floresdenieve.cepe.unam.mx/blog/index.php/2025/07/10/historia-hielo-y-hogar/