El pacto secreto
Carlos Manuel Bueno*
Los chilangos son cuadrados, pero en una geometría no euclidiana. Caminan en líneas rectas, pero no es seguro que las líneas sean paralelas, o incluso que converjan en más de un punto.
Vivo en CDMX desde hace tres años. Al principio creí que los chilangos no tenían ningún sentido de la ironía. Casi todo aquí me parecía exageradamente literal, o como dicen, "cuadrado". Ahora entiendo que la ironía sofisticada a menudo se confunde con una mentalidad literal. Es parte esencial del modo de ser aquí. Es un pacto secreto que nadie acepta públicamente, ya que admitirlo rompería la magia.
Es que, ¿cómo puede haber una tienda en el centro de la ciudad que se llame "Suburbia"? ¿O un café pretencioso que literalmente se llame "Snob"? ¿O un restaurante en medio de la cuadra que se llame "El Rincón"? Toda Chilangolandia debe tener un agujero en la lengua de tanto contenerse la risa.
Hay un ejemplo que me tomó años apreciar: un lavado de autos en la esquina. En un lado tiene la palabra "OᗡAVA⅃-OTUA" pintada. La idea debe de ser que se lea en el espejo, como las ambulancias tienen "AIƆИA⅃UᗺMA" pintado al frente.
Es muy bonito. Aplausos. Qué creatividad. Y si no fuera porque la dirección del tráfico en esta calle es la opuesta, quizás sería útil también. Jamás vas a poder leerla en el espejo retrovisor.
Este es un nivel de ironía magistral. Yo no contaba con su astucia. Y nadie, ni quien conduce ni quien camina por la acera, admite que la broma existe. Quizá si alguien lo nota pierde el juego. La ironía chilanga recuerda el "realismo mágico", aunque lo hace de forma más sutil, casi subterránea. No es Macondo. El macondismo no puede sobrevivir en una ciudad con más habitantes que muchos países. La ironía chilanga es civilizada, pero también despiadada. Es una paradoja que no requiere resolución ni necesita explicación.
Por ejemplo, no pude inscribir a mi hijo en la escuela sin un apellido materno. Legalmente no lo tiene, porque él es estadunidense. Pero la regla aquí no es la regla acá, así que le puse el apellido de mi esposa. Meses después surgió un problema, porque su nombre en el sistema no coincidía con su identificación. Claro, por supuesto; como siempre, la solución fue encontrar a alguien que pudiera resolverlo con sutileza. Una opción era cambiar su apellido materno oficialmente a "No aplicable". Sugerí que una mejor opción sería "No joda", pero me rechazaron. Es en esos momentos cuando la gran ironía casi sale a la superficie.
Un amigo mío, que lleva más de treinta años viviendo en CDMX, me aconsejó que no pretendiera poder entender la ciudad porque nadie, nadie la entiende. Creo que tiene razón. No debo buscar líneas perpendiculares en esta geometría extraña. Si las líneas rectas convergen o no, hay que usarlas, conservando su humor secreto.
*Estudiante del curso Español 5
Profesor: Rino Torres
CEPE-CU, UNAM, Ciudad de México
Fotografía: Carlos Manuel Bueno
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