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El placer de asustarse

Rita Dromundo Amores*

Nahuales representados en el Códice Florentino¿Por qué los niños leen, ven o escuchan historias que les causan primero tensión y en la parte climática miedo, incluso terror, aunque después tengan pesadillas y no quieran cambiarse de habitación solos? El hecho es que, aunque se asusten, piden más relatos de este tipo.

        Reflexionemos: ¿Qué nos produce temor? Podemos considerar que el miedo se presenta en todos los colores, formas y tamaños. Lo que causa temor a una persona, no necesariamente asusta a otra, porque no nos dan miedo las mismas cosas. Esto cambia según nuestra edad, género y cultura. También varía la intensidad, pues puede ser de un rosa pálido, hasta un rojo intenso, dependiendo de qué tan grande sea.

        En general lo que nos asusta es lo que no podemos controlar. Puede surgir de la naturaleza, como los terremotos, los huracanes, las inundaciones. O bien, de lo que otras personas, animales o cosas tienen (o al menos lo suponemos), como alguna clase de poder físico o psicológico, superior al que consideramos que deberían poseer.

        Casi siempre tememos a lo desconocido; a cuando no sabemos qué es lo que pueda pasar, e imaginamos múltiples posibilidades, a veces muy alejadas de la realidad. Ello nos lleva a pensar que el verdadero origen del miedo, (aunque a veces puede ser real y representar una amenaza para nuestra supervivencia), en muchas ocasiones, está en nuestra mente y nos engaña, haciéndonos pensar que las cosas son más graves de lo que en realidad son.

        El miedo puede ser provocado por la irracionalidad humana, o la fuerza bruta, pero también puede provenir de la magia, la brujería, o de algún tipo de fuerza sobrenatural relacionada con la maldad y el poder de personas o seres malignos utilizados para someter o lastimar a los indefensos, quienes se ven obligados a emplear todos sus recursos para defenderse de sus agresores. Para lograrlo, a veces acuden también a soluciones mágicas por medio de brujos o hechiceros aliados al bien.

        Por lo anterior, el miedo ha sido también, desde la antigüedad y a través de los tiempos, el origen o soporte de numerosas historias. Esta clase de literatura siempre ha estado presente, tanto para niños como para adultos, como una parte de su vida.

        Los elementos que producen miedo, como ocurre con el humor, están relacionado con la cultura. Por ejemplo, en los países nórdicos encontramos seres como trolls, gigantes, dragones, hadas, enanos y elfos. A los norteamericanos les gustan particularmente los zombies, así como los espíritus y personajes malignos que hacen su aparición en Halloween.

Criaturas que causan miedo en algunas leyendas mexicanas

La literatura fue sumamente apreciada y desarrollada por culturas antiguas como la azteca y la maya en México. Los escritores indígenas decían que ellos no creaban sus poemas, leyendas o crónicas, sino que repetían lo que los dioses les decían en sus sueños. Por ello se consideraban como simples intermediarios entre los dioses y los humanos.

        Desafortunadamente, gran parte de la literatura prehispánica fue destruida por los conquistadores españoles, aunque algunas leyendas permanecieron gracias a los textos que han sobrevivido y, fundamentalmente, a la transmisión oral.

        Los aztecas y los mayas emplearon la literatura para educar a sus niños, tanto en el hogar como en las escuelas. A través de mitos y leyendas desarrollaron en sus infantes principios éticos y valores. En ellos se exaltaba el bien pero, a la vez, de la misma manera que lo hacen los adultos hoy en día, emplearon el miedo para proteger a sus pequeños del peligro.

        Los maestros de la antigüedad contaban a sus alumnos hermosas historias para introducirlos en la belleza del arte y para despertar su sensibilidad, pero a la vez para enseñarles, de manera suave y agradable, la conveniencia de obedecer a sus mayores y seguir los dictados de la educación o la religión.

        En algunas de las leyendas mexicanas que prevalecen, podemos encontrar diferentes clases de seres, dependiendo de la región a la que pertenecen. A veces parecen personas normales, pero otras son animales, o muestran la maldad desde el principio. Mencionemos algunos de los más conocidos:

        Los chaneques. Para la mitología mexica, estos duendes se conocían como “ohuican chaneque”, una expresión náhuatl que se traduce como: "los que habitan en lugares peligrosos" o "dueños de la casa". Son entidades asociadas al inframundo. Eran considerados deidades que protegían la naturaleza, como los ríos, lagos, bosques, animales y selvas. Se les describe de diversas maneras. Varios dicen que son bajitos de estatura (miden no más de un metro de altura), con el cuerpo deforme, pueden tener los pies al revés, a veces carecen de la oreja izquierda. Algunos dicen que tienen caras de ancianos y otros que poseen rostros de niños. Coinciden en que son muy inquietos y traviesos.

        Suelen vivir en las casas de las personas, donde pueden solamente hacer travesuras, como escondernos las llaves, o lo que estamos buscando, hacer que algo se nos caiga, o jalarle la cola al perro… pero, si se les molesta, causan enfermedades. Además, en algunos relatos se roban a los niños, a veces solo para jugar con ellos, pero en otros textos, hacen que desaparezcan para siempre. Se dice que para evitar que nos hagan perder el camino, si vamos solos por el monte, debemos usar la ropa “al revés”. [1]

        El nahual o nahualli, es uno de los personajes más fascinantes en México. Existen varios tipos de nahuales. Uno es el animal que nos protege desde nuestro nacimiento a lo largo de nuestra vida. Otros están ligados con la naturaleza y la ecología. Hay también nahuales malos, que pueden estar vinculados con humanos. A ellos se refiere la mayoría de las leyendas. Los malos son descritos como muy inteligentes y poderosos. A veces son muy atractivos y en ocasiones pueden convertirse en animales, o bien ser mitad humano y mitad animal.[2]

Pero el nahual no sólo es un humano que se trasforma en animal, bola de fuego, rayo, etc., sino que puede ser una entidad anímica que sale de su poseedor humano y penetra en el cuerpo de su víctima para enfermarlo lentamente, chupar su sangre, comerse su corazón o robarle algún elemento vital. Entre los tzetzales actuales se cree que se encuentra en el corazón en el día, y en la noche es cuando se convierte en animal para dañar. (Lagarriga, p.2) [3]

La Xtabay[4]. Es muy conocida en Yucatán y Campeche. Era una mujer (llamada Utz Colel) admirada por su rectitud, pero egoísta y poco caritativa.

En el mismo pueblo existía otra mujer llamada Xkeban, bondadosa y generosa con los pobres y los animales, pero despreciada por el pueblo porque “se daba al amor”. Cuando murió, se convirtió en una bella flor: Xtabentún que emite un grato perfume y es parte de una bebida tradicional. Utz Colel sintió envidia de Xkeban y, como al morir se convirtió en un cactus apestoso, invocó a los malos espíritus y se volvió Xtabay, una hermosa mujer que detiene en los caminos a los hombres, que “se van de fiesta”, los seduce y, según una versión, los convierte en perros y a veces los desaparece.

        En esta leyenda el propósito es muy claro: proteger a los jóvenes del peligro. Para no encontrarla no han de alejarse de casa, sin permiso, especialmente por la noche y menos solos. Además, no deben permitir ser atraídos por alguien desconocido, aunque sea una mujer hermosa.

Un búho aparece como presagio de muerte en el Códice Florentino        El tecolote o Tlacatecolotl. Lo llamaban también Yautequiua, que significa el mensajero de Mictlantecutli, el señor del inframundo. Se supone que cuando canta cerca de alguien, es un aviso de que va a morir. Como en la leyenda anterior, al ser nocturnos estos animales, se pretende que los jóvenes no salgan por la noche.

        El mayor miedo es a morir. Sin embargo, en las culturas prehispánicas se creía que la muerte no era el final de la existencia, sino solo una parte de esta. Los aztecas consideraban que los muertos nos visitaban en forma de mariposas o pájaros. En la actualidad la “fiesta de los muertos” es colorida y alegre, para fortalecer el pensamiento de que nuestros seres queridos que murieron nos visitan el 2 de noviembre. Para los mexicanos es agradable que nos regalen una calaverita de dulce con nuestro nombre, pero no resulta divertido para quien no comparte nuestra cultura.

        Llamamos coloquialmente a la muerte la calaca, la huesuda, la flaca y, con la expresión A mí la calaca me pela los dientes, se dice que nos hace reír y no nos da miedo. En la literatura latinoamericana hay varios cuentos en los que la muerte es vencida o burlada por los humanos, como en Francisca y la muerte[5]. Todo esto se ha visto expresado en cuentos y películas que disfrutan los niños.

El miedo en la literatura reciente

En la literatura reciente los libros de terror, o con elementos de éste, son los de mayor venta en México y en el mundo.

        Cuando nos preguntamos si parte de la literatura para niños se ha vuelto muy oscura, es necesario recordar algunos de los cuentos clásicos, donde los niños a veces eran cocinados, devorados, abandonados en el bosque, víctimas de maltratos y abusos. Por ejemplo, en alguna de las versiones de La bella durmiente, la madre del príncipe era una ogra, y se comió a sus nietos, o en La Cenicienta, los “tiernos” pajaritos, les sacaron los ojos a las hermanastras. Sin embargo, los padres les compran estos libros a sus hijos solo porque dicen que son para niños, a veces sin leerlos; o bien los leen sin reflexionar sobre su contenido, sin considerar que estas historias originalmente no eran para niños, sino para entretener a los adultos por las noches o durante el largo invierno de algunos países. Posteriormente se hicieron versiones menos violentas, pero aún circulan las originales.

        Por otra parte, algunos padres y maestros tratan de mantener a los niños alejados de la maldad. Para ello procuran crear un mundo de fantasía en torno a ellos, donde nada malo sucede y todos son felices. Desafortunadamente existe un mundo real que no es así y nuestros niños deben afrontar grandes dosis de maldad y adversidades todos los días. En este contexto, resulta difícil para algunos adultos entender por qué los niños demandan textos que les causan miedo. ¿No es suficiente con la realidad?

        El asunto es que los niños y los jóvenes siempre se han sentido atraídos por historias que los llevan al límite y los asustan. Les encanta escuchar, leer o ver este tipo de narraciones, aunque saben que les producirán miedo. Esto es evidente también en la literatura contemporánea cuando vemos que, entre los libros más vendidos hay varios en los que existe mucha violencia.

        Por ejemplo, entre los cuentos más vendidos por la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica, una de las principales editoriales en lengua española, se mantienen algunos como La peor señora del mundo, en el que una mujer maltrata cruelmente a todos los habitantes de un pueblo. Sin embargo, a los niños les gusta. La Secretaría de Educación Pública de México aplicó una encuesta sobre los libros favoritos en la secundaria[6] y ganaron los libros de terror. Considero que los adultos están más preocupados por las partes oscuras de los libros para niños que los niños mismos.

        El hecho es que no podemos mantener a los niños alejados de la realidad y su violencia, entonces, ¿cómo nos puede ayudar la literatura a que la enfrenten de la mejor manera y la superen? Consideramos que, como a los niños les gusta asustarse, la literatura reciente está respondiendo a esto de varias formas.

        Si los niños leen sobre la violencia aprenden a cuidarse de ella. Además, cuando los pequeños(as) que han enfrentado algún tipo de violencia o abuso, leen cuentos donde los personajes de ficción viven situaciones similares, se identifican con ellos y les produce un efecto catártico que les permite procesar mejor lo vivido. Necesitan entender y procesar lo ocurrido. La literatura los ayuda a conseguirlo.

        En la literatura reciente cada vez se ven más niños y niñas que dejan el papel pasivo, luchan con habilidad e inteligencia y finalmente logran derrotar a los malos. Sin embargo, solo un libro bien escrito logra captar el interés de los lectores. Estos textos demuestran que, no importa qué tan difícil sea la vida, siempre hay la posibilidad de mejorarla. Ello puede darles mayor confianza en sí mismos, así como una actitud positiva. Además, podrán imitar valores como la perseverancia o la valentía de los personajes de ficción, para aplicarlos en la vida real. También verán que sus héroes sienten miedo, ya que, como dijo Dorothy Bernard, “El valor es el miedo que dijo sus oraciones”. Al ver que los protagonistas logran superarlo, pueden pensar que también ellos lo lograrán.

        A lo antes dicho agregamos, como conclusión que, en lo que se refiere a sentir miedo, consideramos que a los niños les gusta experimentar temor, en tanto se trate de ficción y tenga un final feliz. Además, sentir miedo de parte de personajes de una cultura propia, contribuye a reforzar la identidad y la pertenencia a una comunidad.

Fuente de imagen 1: Código espagueti.com, Nahuales representados en el Códice Florentino. Arriba un hombre se convierte en perro.

Fuente de imagen 2: Código espagueti.com, Un búho aparece como presagio de muerte en el Códice Florentino.

*Profesora de Literatura
  CEPE-Ciudad Universitaria, UNAM, Ciudad de México

 


[1] Puedes leer “El duende” y “El duende que jugaba canicas” . El enlace al texto de este y de otras recomendaciones en este artículo, aparece en la Bibliografía.

[2] Lee Los nahuales en México. 

[3] Si quieres conocer a profundidad sobre el tema te recomiendo leer: El nahualismo de Martínez González.

[4] Te invitamos a leer esta bonita leyenda

[5] Te recomiendo leer este bonito y divertido texto

[6] En México la secundaria se estudia entre los 12 y los 15 años de edad. (Nota del E.)

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Álvarez, J.R. (2005). Leyendas Mexicanas. Everest.

 

El duende que jugaba canicas. http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/index.php?clave=susurros&pag=12

 

Epifanía y los sombrerudos. http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/index.php?clave=susurros&pag=5

 

Francisca y la muerte. http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/index.php?clave=francisca&pag=2

 

González Torres, Y. y Ruiz J. C. (1999). Diccionario de mitología y religión de Mesoamérica. Larousse.

 

Lagarriga Attias, I. El nahual y el diablo en la cosmovisión de un pueblo de la Ciudad de México. Dirección de Etnología y Antropología Social – INAH. http://revistas.unam.mx/index.php/antropologia/article/viewFile/16985/pdf_241

 

Leyenda La Xtabay. https://www.paratodomexico.com/mitos-y-leyendas-de-mexico/mundo-prehispanico/la-xtabay.html

 

Leyenda del nahual. https://www.facebook.com/samantharr98/posts/227127391055111/

 

Los duendes. http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/index.php?clave=huasteca&pag=27

 

Los nahuales en México, una mitología mexicana. México desconocido. https://www.mexicodesconocido.com.mx/nahuales-en-mexico.html

 

Martínez González, R. (2011). El nahualismo. https://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/el/ELN004.pdf

 

Trejo, Marcia. (2004). Guía de seres fantásticos del México prehispánico. Universidad de Indiana.


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