Voces femeninas
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Voces femeninas
Los textos que aquí se presentan son producto del trabajo creativo de tres participantes del taller virtual “Voces femeninas” en la UNAM-Canadá durante el otoño de 2020 Continúa leyendo...
Viviendo
Naciendo, vi. Creciendo, observé. Estudiando, aprendí. Experimentando, me desarrollé. Decidiendo, progresé. Teniendo miedo, evité. Creyendo, verifiqué. Caminando, pensé. Continúa leyendo...
Cuéntame tu vida, mujer
Nací, lloré, comí, dormí y dormí mucho durante un tiempo. Me enfermé, lloré, aprendí, comencé a hablar, crecí, jugué, descubrí, comí más, hablé mucho. Me transformaba constantemente. Continúa leyendo...
En buenas manos
Tengo una mancha de nacimiento entre el meñique y el dedo anular, signo de algo misterioso entre gestos de mano y corazón. Manos de maga. Continúa leyendo...
El Camino de Ladrillos Amarillos
Llegué a una bifurcación en el camino. No tenía ni idea de cuánto tiempo me quedaba antes de llegar a la Ciudad Esmeralda, pero ya tenía los brazos agotados. Toto empezó a ladrar. Continúa leyendo...
Muñeca de nieve
Tengo ocho años. El frío me parece una cubeta de hielo sobre mi cabeza. A través de mis pestañas rígidas y congeladas, me ciega un sol reverberando sobre bancos de nieve más altos que mi gorra. Estoy perdida. Continúa leyendo...
Sirenas trasnacionales
Escuché un ruido y me apresuré a apagar la luz y a esconderme detrás de la puerta. Traté de ver entre las cortinas de la sala quién llamaba a la puerta; seguro era un vendedor americano o el señor de mantenimiento de la colonia o algún vecino. Continúa leyendo...
Mis entrañables
Siete años y ya en la playa, viendo el espectáculo de aves del Pacífico, que son tan hermosas e inteligentes; viendo cómo los delfines y leones marinos brincan y saludan con sus grandes aletas. Continúa leyendo...
Diario hacia atrás
Acabo de terminar mi clase de español con las chicas. Aunque tienen voces femeninas muy fuertes, tengo miedo de asustarlas con mi propia voz,... Continúa leyendo...
La hiena de Querétaro
La única conexión que tenía con su vida pasada eran las cartas que recibía de su esposa de vez en cuando. Al principio las abría y leía con la esperanza de que contuvieran pistas sobre sus acciones impensables, pero hacía más de diez años que no había abierto ninguna. Continúa leyendo...
Con sangre la letra entra
Hola, aquí estoy de nuevo; desde aquel episodio dejé de venir a ti, pero ahora siento que por fin ya puedo escribirlo. Es que después de esa llamada todo pasó muy rápido. Continúa leyendo...
Al fin, un espacio propio
Mi abuela, mi madre y yo, somos tres generaciones de mujeres que fuimos a la universidad con el deseo de tener éxito en nuestras carreras. Mi abuela fue a la universidad en una época en la que era muy poco común que las mujeres estudiaran. Continúa leyendo...