Luna y Sol
Marianne Lemaire*
Había una vez una niña que se llamaba Luna. Perdió a su hermana. Su hermana, Sol, tenía una enfermedad grave y murió joven. Luna estaba muy triste y decidió hacer algo para no olvidar a su hermana. Decidió ir a caminar por el bosque para encontrar ideas. Al lado de un río pequeño, encontró flores naranjas y rojas que se llamaban cempasúchil y cresta de gallo. Las recogió y regresó a su casa antes del anochecer.
¿Sabías que qué los cempasúchiles y las crestas de gallo son las flores del Día de Muertos porque los aztecas creían que el aroma ayudaba a los muertos a encontrar el camino a casa?
En una mesita puso las flores. ¡Luna tuvo una idea brillante! Recordó que su hermana se perdía a menudo, por eso agregó unas velas para que Sol encontrara el camino a casa. Las velas representaban también los rayos de sol para honrar el nombre de su hermana. Al lado de las velas puso incienso y un poco de agua. Su hermana podría beber si tuviera sed.
Para estar menos triste, Luna preparó unos pastelitos que le gustaban a su hermana, pero no sabía hacerlos y puso la masa en un molde redondo. De pronto algunos trozos de la masa se salieron del molde y cayeron, entonces unos pasteles parecían cráneos, pero eso no fue un problema. Luego Luna les puso glaseado y se reía de sus pasteles, que parecían cráneos, así que decidió llamarlos calaveras.
¿Sabías que las calaveras de azúcar o chocolate pueden llevar el nombre de nuestros familiares o amigos en signo de amistad?
Todavía en la cocina, Luna preparaba panecitos a los que decidió llamar panes de muerto. De esa manera su hermana podría comerlos con ella y los puso en la mesa. Luna puso un mantel naranja y morado en la mesa y todas las ofrendas estaban listas. Así, parecía que la mesa estaba completa, pero en el centro faltaba algo.
Luna puso una foto de su hermanita y pronunció:
“Sol, sonríe antes de ir al mundo de los muertos”.
Esta es la historia de la creación del altar del Día de Muertos.
*Estudiante de Canadá del curso Español III, comunicación y cultura
Cégep de l’Outaouais, Canadá
Profesora: Esmeralda Beltrán
Imágenes de la autora
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