“Tantos idiomas conoces, tantas personas eres”
Luisa Rossi*
Hay un dicho que dice: “Tantos idiomas conoces, tantas personas eres”.
Esto significa que para aprender otro idioma necesitas “volverte” otra persona.
No se puede, de hecho, conocer verdaderamente otra lengua si no se aprende a pensar como la gente que la habla.
Cada lengua es el espejo de la vida “material y moral” de un país, o sea, de su cultura. Querer aprender un idioma significa antes que nada esforzarse por entender y aceptar lo que es diferente de nosotros y de nuestra cultura sin prejuicios a priori.
Esto es muy difícil de hacer porque requiere de elasticidad mental y un sincero respeto por los demás; pero lograrlo significa no sólo aprender un idioma, sino enriquecer la propia persona.
El aprendizaje de una lengua te ayuda a vivir mejor, te hace recordar que no eres el único en el mundo, que no existe una sola cultura, te hace sentir bien contigo mismo y con la gente que te rodea.
Vine a México por amor. Me explico: a mi novio le ofrecieron un trabajo que no podía rechazar y yo, no sabiendo bien que quería hacer de mi vida, lo seguí porque lo único que sabía era que quería estar con él.
Además, ya conocía yo México, tenía amigos, me gusta el olor a maíz de las calles y la utopía de Marcos.
Cuando llegué a México, no sabía ni una palabra de español, pero entre mí me decía: “Luisa no te preocupes, el español es fácil, solo necesitas poner al final de las palabras italianas una s y ya está”
¡Y no es así!
Qué feo es no saber comunicarse, no lograr expresarse, estar en un país extranjero y sentirse un marciano, ser siempre el centro de la atención, dar mala impresión por no saber las palabras ni la cultura. Pero por suerte no me deprimí y me dije:” Si quieres estar aquí, ¡despiértate!”
Soy una persona abierta y curiosa y, poco a poco, escuchando, hablando poco, equivocándome demasiado, en la calle, a través de la música, de la literatura y ahora en el CEPE, he aprendido a comunicarme y a vivir en México.
¡Y vaya, qué diferencia!
Aprender español en México me ha abierto un mundo que conocía poco y mal: aquí no existe Speedy González, el desayuno puede ser un ritual, el mexicano no es español, la cultura mexicana es tan rica como lo es la comidaa…
Para vivir en México, además de aprender el idioma y la cultura, tuve que encontrar un trabajo y el único que me ofrecieron fue el de maestra de italiano.
Dar clases de italiano en un país que no es Italia es diferente.
Para la gramática no se puede hacer mucho, solo enseñarla y esperar que un día tus alumnos la puedan poner en práctica.
Pero para la cultura…..
En México la cultura italiana se conoce, pero no significa que se conoce bien.
Y entonces el mío es también un trabajo de “contracultura” o, mejor dicho, contra los preconceptos y prejuicios de los Mexicanos en relaciones a los italianos.
Tengo siempre que encontrar algo (materiales auditivos, literarios, fotográficos, etc.) que me ayude para éste mi objetivo: Italia no es sólo moda, galanes y mafia…
Me gusta mi trabajo es algo que me satisface, enseñar lo que a mí siempre me ha gustado de mi cultura, hacer imaginar un país a través de la literatura, la música, las películas y, por qué no, la comida.
Además, enseñar significa también aprender: es un continuo intercambio de opiniones, nociones, ideas, y también gracias a mis alumnos yo conozco la cultura mexicana.
No puedo decir si todo lo que he aprendido estando aquí (idioma, cultura, etc), me servirá….el futuro es incierto…
Pero sé que soy una persona diferente, más madura, más segura, y que si un día regreso a mi país, podré afrontar la vida de allá desde varias perspectivas, que no es poco.
* Estudiante italiana de Español III
CEPE-UNAM, México, D.F.
filomena13@hotmail.com