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Un arribo inhospitalario

Norbert Lukasz Niedzwiedz*
Frontera inteligenteFrontera inteligente
Foto: https://ro.sputnik.md/society/20170301/11465584/
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Hace un año, en diciembre de 2016, cuando mi novia mexicana me visitó en Polonia, decidimos pasar el Año Nuevo en Lviv, en Ucrania. Estábamos muy emocionados por conocer un lugar nuevo y poder convivir con mis amigos ucranianos. Pasamos mucho tiempo preparando maletas y pasaportes, cambiamos dinero ucraniano y reservamos un buen hotel (se vive una vez, pensamos), así que nos dormimos hasta tarde y al día siguiente tuvimos que levantarnos en la madrugada porque el tren hacia la ciudad en la frontera salía muy temprano en la mañana.

Cuando llegamos a la ciudad, hacía mucho frío. Había mucha gente por todas partes y las personas hablaban en distintos idiomas. También había gente vendiendo cigarros o alcohol; esto pasa porque en Ucrania estos productos son más baratos y algunas personas buscan obtener una ganancia cuando se los venden a los polacos, así que había mucha gente ansiosa por ganar dinero para la fiesta de Año Nuevo. Tomamos un camión que nos llevó a la aduana, después hicimos la fila para documentarnos y poder entrar en Ucrania.

Hasta allí todo iba bien, sin embargo, ¡surgió un problema! Cuando a mi novia le estaban revisando el pasaporte, la señorita, que sólo hablaba ucraniano, confundida, nos empezó a decir algo que no entendimos, después hizo una llamada y nos pidió esperar afuera de la fila. ¡Esperamos como 30 o 40 minutos y no entendíamos nada! Ninguno de los dos hablamos ucraniano y no sabíamos si habíamos hecho algo malo.

De repente, un soldado alto y armado llegó por nosotros, nos pidió que lo siguiéramos, abrió una puerta con candado y la cerró detrás de nosotros, cruzamos un campo cubierto de nieve y nos llevó a una oficina. Una mujer soldado también llegó y nos preguntó por qué queríamos ir a su país. El polaco y el ucraniano se parecen un poquito, así que, como pude, le expliqué que éramos turistas. La mujer le preguntó a mi novia su nombre y apellido. Nos dimos cuenta de que la mujer estaba buscando a mi novia en el sistema de la Interpol. ¡Ellos pensaban que ella quería escapar o que era delincuente! Pero, ¿por qué? La razón era que ella no podía entrar al país porque no había tramitado la visa, y tampoco se mantienen relaciones diplomáticas entre México y Ucrania. Por eso la policía sospechaba que ella quería huir con drogas y todo. El soldado que nos vigilaba dijo que nunca había visto a una persona mexicana y tenía mucha curiosidad.

Después de mucho hablar y discutir, nos dejaron ir. Tuvimos que regresar por el campo con nieve y volver a hacer fila para entrar en Polonia (técnicamente sí estuvimos en Ucrania -ja,ja). Al final, este soldado le pidió a mi novia que hablara español porque quería escuchar cómo sonaba. En la fila, las mujeres ucranianas, desesperadas por vender más, nos empujaban y se metían en la fila. Finalmente, regresamos tristes y desvelados, pero con la lección de checar todo antes de viajar y con una anécdota más que contar.

*Estudiante polaco de Español 5.
CEPE-CU, UNAM, Ciudad de México.