LOADING

Trata de ser amable siempre

Emanuel K. Arthur*  

Anillos de compromisoAnillos de compromiso
Foto: https://commons.wikimedia.org/wiki/
File:Wedding_rings.jpg

El matrimonio, dice la Biblia, es un sacramento, a saber, es una unión sagrada entre hombre y mujer. Hay un dicho en Ghana que se refiere al matrimonio y dice: "el matrimonio es un viaje perpetuo y no es algo para probar". Las ideas anteriores influyen en muchas personas para elegir a sus pretendientes para casarse.

Había una familia famosa, prestigiosa, rica y envidiable en mi barrio en Ghana que tenía una posición respetable en la sociedad por los buenos ejemplos de sus antepasados y que se seguían conservando. Entonces, para todos los ciudadanos, la amistad con esa familia era un privilegio y un honor. Así que los jóvenes también querían casarse con alguien de esa familia. Llegó el tiempo para casarse y Abotare , uno de los muchachos que se había convertido en psicólogo y que había vivido en Europa casi veinte años sin visitar el pueblo, excepto cuando era niño, tenía miedo de casarse porque era muy rico y no lo quería hacer con alguien que amara sus riquezas y no su personalidad. Quería un amor puro. Tenía ese miedo porque al mismo tiempo estaba dando consejos a sus amigos casados que tenían problemas en sus matrimonios porque sus parejas no los habían amado, sino que amaban sólo sus riquezas. También había dado tratamiento a maridos que habían tenido problemas. Por esta razón, Abotare no quería ser "víctima" de esa circunstancia. Antes de serlo, quería evitar todas las posibilidades.

Entonces se puso de acuerdo con la familia para llevar a cabo un plan: fingir ser un mendigo en el pueblo para encontrar un amor puro. Ese plan sonó raro para la familia pero lo aceptó cuando compartió sus experiencias con ellos. El plan tenía posibilidades porque los ciudadanos no lo reconocían después de veinte años en el extranjero.

Inmediatamente Abotare llegó al pueblo, se embarcó en su plan y fingió ser un mendigo sucio, que pedía a la gente comida, dinero y agua. Cuando pedía alimentos o dinero, algunas personas lo agredían o insultaban. Incluso hubo personas que lo maltrataron y lo consideraron como ladrón porque les pareció extranjero. Sin embargo, había gente y familias que no lo trataban mal y les caía muy bien. Lo trataban como a un miembro de la familia dándole alimentos y todo. Una de esas personas fue "Adom", que significa Gracia o Don. Adom, una costurera, era una mujer simpática, sencilla, paciente, amable, amorosa e inteligente. Le tuvo compasión cuando era mendigo, lo alimentaba diariamente y le dio un lugar para dormir. Adom lo llevaba a su trabajo siempre. Ambos empezaron a ser buenos amigos y pasaban tiempo juntos. Esa situación duró por unos seis meses.

Un día, Abotare desapareció de repente. Se fue a su casa. Cuando llegó con su familia, explicó en detalle todo lo que había sucedido durante su vida como mendigo. Nadie sabía dónde había ido. Tampoco lo sabía Adom. Ella estaba muy preocupada y lo buscaba en toda la ciudad pero desafortunadamente no lo encontró. Hizo anuncios en la radio. Eso tampoco la ayudó.

Un domingo en la tarde cuando la familia de Adom estaba pensando a dónde había ido Abotare, sonó de pronto el timbre de la casa. Era la familia de él que venía a agradecerle a ella y a su familia por su hospitalidad y cariño cuando Abotare fingió ser un mendigo. Al principio ella y su familia no entendieron y pensaban que era una equivocación, pero cuando Abotare y su familia se presentaron, Adom y su propia familia se sorprendieron y asombraron. Él había cambiado totalmente y se veía diferente. "El motivo de mi acción -explicó él- era para encontrar el amor puro y ya he encontrado uno". En ese momento pidió su mano. Esa experiencia fue muy emocionante para todos. Más tarde ambos se casaron y han vivido una vida feliz hasta ahora. También fue una gran lección para toda la ciudad.

La anécdota es una historia real en la que un muchacho encontró el amor puro y cuya enseñanza dice que hay que tratar de ser amables siempre con cualquier persona que encontremos, porque nadie conoce el mañana.

*Estudiante ghanés de Español 5
CEPE-CU, UNAM, Ciudad de México.