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El México del siglo XX visto desde una perspectiva femenina

David Mills

El México del siglo XX visto de una perspectiva femenina sirve de fondo a la novela mas reciente de Carlos Fuentes, Los años con Laura Díaz.

Aunque Laura Díaz sea un personaje ficticio, ella es parcialmente un reflejo de la vida del autor. Como Fuentes, Laura Díaz tiene abuelos alemanes. Pero a diferencia del autor mexicano, ella pasa la mayor parte de su vida en Mexico, donde es testigo de la revolución mexicana, su violencia, sus esperanzas y, luego, de la traición de sus principios, según el personaje. Su hermano Santiago muere en la revolución. Luego, ella se casa con Francisco Greene, líder de sindicato. Esta unión produce dos hijos. Uno de ellos, Santiago, se convierte en un artista prometedor y, al igual que un hermano de Laura, muy querido por ella, muere a una edad muy temprana. El otro hijo resulta un burgués.

En su vida menos burguesa, Laura conoce a personajes diversos: Diego Rivera, Frida Kahlo, y el español Jorge Mauro. Mauro es personaje ficticio, pero podría representar a algunos de los 200, 000 espanoles que, huyendo de los franquistas victoriosos, encontraron refugio en México entre 1939 y 1940. Mauro se considera un cristiano que sigue las prácticas de la religión en su forma original: compasión para los desvalidos, sin las reglas o la burocracia de la Iglesia.

La novela es un reflejo de la sociedad mexicana como era, o también todavía es. Hay reglas que las mujeres no pueden romper. Pero Laura alcanza cierta independencia: se separa de Francisco Greene; vive fuera del matrimonio con un estadunidense que tuvo que exiliarse en México por sus tendencias politicas; llega a ser una fotógrafa en su vejez, una edad quando muchas mujeres mexicanas selecionarían la jubilación.

Los años con Laura Díaz trata de temas y acontecimientos pertinentes a México y más allá de sus fronteras: la Guerra Civil española; la persecución macartista en Estados Unidos en los años cincuenta; los motines estudiantiles en Mexico antes del los juegos Olímpicos en 1968.

Fuentes ha abordado la historia mexicana en obras anteriores. Pero hay en ésta una madurez particular, especialmente en el lenguaje: fluido y evocador para narrar las vidas, las costumbres, los bailes y los vestidos, el paisaje de un mexicano antiguo, pero no desaparecido.