LOADING

Anne Hébert, autora imprescindible en la literatura de Quebec

Andrée Lalande

Como saben, la autora quebequense Anne Hébert murió hace dos semanas a la edad de 83 años. Fue una de las escritoras más importantes del siglo XX, sobre todo por escribir desde una perspectiva femenina.

Anne Hébert nació en 1916, en el pueblo de Sainte-Catherine-de- la- Jacques-Cartier, cerca de la capital de Québec. Fue también prima de otro autorimportante de nuestra literatura, Hector de Saint-Denys-Garneau, quien fuera considerado como el primer poeta moderno de la literatura quebequense. Anne Hébert fue parte de una dinastía literaria en Québec, junto con su padre Maurice Hébert, crítico literario, y su primo Hector. Además, nuestro historiador nacional François-Xavier Garneau era el bisabuelo de Saint-Deys-Garneau, pero no de Anne Hébert.

Ahora que hemos hecho la presentación de nuestra autora, podríamos decir que la sociedad quebequense perdió una persona importante tanto de su historia como de su literatura. La obra de Anne Hébert es muy rica, abundante y reconocida. Fue poeta, novelista, cuentista y dramaturga, pero sus novelas son lo más conocido de su obra. Sus temas fueron la muerte, la soledad, lo fantástico y la naturaleza. Este último tema, la naturaleza, cobra gran importancia en la obra de Anne Hébert. Todos los elementos de la naturaleza, el clima quebequense, la nieve, el frío, el viento, el agua, los encontramos, por ejemplo, en Le Torrent ; (El Torrente), con su increíble fuerza y dominio. En la obra de Anne Hébert, no es el ser humano quien domina a la naturelza, sino al contrario. Su fuerte presencia es casi, a veces, un personaje, como en la novela Kamouraska.

Una de las características de la obra de nuestra autora es que los personajes femeninos son siempre muy fuertes, con mucho carácter y espíritu de decisión, lo que los lleva a determinar el destino de los demás tanto como sus propios destinos. Los personajes femeninos son iguales a la fuerte imagen de la naturaleza y se sirven de ella como una aliada.

Hay en la obra de Anne Hébert otra característica interesante: el aporte de lo fantástico, como en Les enfants du sabbat (Los nios del sábado) . En esta novela, una religiosa se ve abrumada por sus recuerdos de infancia y eso le da alucinaciones, imágenes tremendas; sus acciones y los acontecimientos que la afectan hacen pensar que está bajo el influjo de un espíritu demoníaco. Incluso aquí, en esta novela, estamos en presencia de una mujer fuerte, dominante, con mucho ánimo y determinación.

Anne Hebert, es cierto, constituye uno de los monumentos de nuestra literatura y también de la literatura del mundo de habla francesa, sobre todo después de habérsele otorgado el premio Prix Femina en Francia, en 1982, por su novela Les fous de Bassan, así como gracias a su obra seguramente más famosa, Kamouraska, de la cual el cineasta quebequense Claude Jutras realizó una película.

La muerte de Anne Hébert es una tragedia para nuestra cultura y nuestra literatura, pero su obra sobrevivirá en nuestra imaginación y en nuestra memoria. La realidad que describió en sus obras estará siempre presente en nuestra sociedad. Debemos agradecer a esta extraordinaria escritora habernos revelado parte de nuestra naturaleza.