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¡Bienvenidos al Circo del Sol!

Paul Renaud

Fundado en 1984 por un grupo de saltimbanquis de las calles de Quebec, el Circo del Sol de Montreal es una mezcla exótica de música, teatro, acrobacia y danza.

Ese Circo, que no es realmente un circo tradicional, porque los animales no son reales, sino sólo gente disfrazada, ha crecido rápidamente y se ha transformado en un acto de equilibrismo entre el arte y los negocios. Con presentaciones en tres continentes, ha sido galardonado con cerca de 90 premios.

Aparte del espectáculo Mystére, que no ha dejado de llenar el teatro donde se presenta en Las Vegas dos veces cada noche desde 1993, y Alegría, espectáculo permanente que se presenta en Biloxi, Mississipi, el Circo tiene otras producciones que recorren el mundo:

Quidam, estrenada en 1996, se presentó en el verano de 1999 en ciudades europeas, mientras que Saltimbanco, producción de 1992, recorre Australia.

Y con un ingreso de 204 millones de dólares en 1998 y ganancias anuales de entre 15 y 20 por ciento, en promedio, la compañía crece a una velocidad vertiginosa. En octubre de 1998, el Circo estrenó en Las Vegas otro espectáculo permanente, una producción acuática titulada "O", y en diciembre del mismo año se inauguró un teatro de la compañía con la presentación de un espectáculo especial, La Nouba, en Orlando, Florida.

En una era de empresas gigantescas, la autonomía del Circo del Sol se conserva milagrosamente intacta. Sus propietarios y administradores siguen siendo sus fundadores originales. Aunque tiene oficinas en Las Vegas, Ámsterdam, Singapur y Orlando , la sede aún está en Montreal, en un complejo nuevo de edificios color blanco cuyo valor asciende a 25 millones de dólares y donde trabajan más de 500 de los 1800 empleados del Circo. El interior es un recinto inmenso que hace las veces de sala de ensayo, oficina y fábrica, y donde todos ven trabajar a los demás.

Los empleados, cuya edad promedio es de 32 años, se expresan con gran gusto de su trabajo, como si estuvieran participando en la construcción de una utopía. Las condiciones de trabajo y prestaciones que ofrece la compañía son inusitadamente progresistas. Los empleados reciben un buen salario, así como un porcentaje de las utilidades de la empresa.

Para engrosar sus filas, el Circo recorre el planeta en busca de gimnastas, malabaristas, bailarines, clavadistas, payasos y músicos, y organiza audiciones en diversas ciudades.

Los propietarios son Daniel Gauthier, de 40 años, presidente de la compañía, y Guy Laliberté, de 39 años. La compañía sigue creciendo, pero Laliberté y su socio no tienen ningún interés en ofrecer acciones al público. Gauthier, el experto en finanzas, explica:

"Un año podríamos decidir no tener ganancias para montar un espectáculo nuevo, y no queremos que los accionistas anden detrás de nosotros". Sin embargo, dice Gauthier... "Siempre existe el peligro de que nos burocraticemos, pero hacemos todo lo posible por no convertirnos en una gran máquina controlada desde Montreal "