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Héroes y Heroínas

Hilary Ford*

Mi abuela paterna y mi abuelo paterno vivieron vidas muy diferentes cuando eran jóvenes. Ella creció en Syracuse, New York. Su padre era un oftalmólogo quirúrgico famoso y su madre era enfermera. La infancia de mi abuela fue privilegiada (esas son sus palabras) y fue muy afortunada de recibir una buena educación y muchas oportunidades. Ella iba a campamentos de verano, asistía a bailes formales y viajaba con su familia a muchos lugares por el mundo.

         Por otra parte, mi abuelo nació y creció en la zona del Canal de Panamá, después de que su abuelo y su familia se mudaron allí para trabajar en la construcción del canal. La familia de él no tenía mucho dinero, pero era muy afortunado, ya que vivía al lado del agua y fue ahí donde aprendió a nadar. Por el consejo de un entrenador de natación, mi abuelo volvió a los Estados Unidos para estudiar la prepa y para asistir a la escuela con un buen programa de natación.

         Mis abuelos se conocieron cuando algunos amigos organizaron una cita a ciegas. En ese tiempo, mi abuela era estudiante en la Universidad Brown y mi abuelo era estudiante en Yale.

         Hay una cita de mi abuela sobre su primera cita en el New York Times:

“Él era muy modesto como para ser alguien que ya había aparecido en la revista LIFE. No le gustaba la pomposidad o ser engreído”. Hace dos o tres años me dijo que durante su primera cita, la humildad de mi abuelo era lo que más le había gustado.

         Mis abuelos se conocieron en 1943, y en 1944 mi abuelo estaba en el punto más alto de su carrera. Él iba a ir a las Olimpiadas, pero fueron canceladas por la guerra. En 1945 mis abuelos se casaron y después mi abuelo tuvo que ir a la guerra.

         Mientras estaba sirviendo en el frente, perdió alrededor de 12 kilos de músculo y no entrenó en absoluto. Después de tres años, volvió a los Estado Unidos y empezó a entrenar con su entrenador de Yale. En solo seis meses calificó para las siguientes Olimpiadas y finalmente ganó la medalla de plata. También, rompió el récord mundial a los 17 años (tres veces) y fue la primera persona en nadar 100 metros en menos de 50 segundos, el equivalente a correr un kilómetro en 2.485 minutos.

         Después de eso, mis abuelos vivieron juntos y más o menos felices por muchos años. Mi abuelo era ingeniero mecánico y mi abuela era maestra. Tuvieron cuatro niños y su familia vivió entre Estados Unidos y Europa.

         Mi abuelo fue incluido en el Salón de la Fama de la Natación en 1966. Murió de enfisema en 2008. El próximo mes de noviembre mi abuela va a cumplir 100 años. Ella ha tenido algunas relaciones serias desde que mi abuelo murió, pero siempre supo que nunca se casaría otra vez. Me dijo que no, no porque no pudiera, pero como había dedicado toda su vida a cuidar de su familia, después de que mi abuelo murió, dijo, el resto de su vida iba a pertenecerle a ella misma.

         Mi abuela es mi heroína.

Imágenes de la autora

*Estudiante de Estados Unidos del curso  Español 3

 Profesora: Julieta Bueno
CEPE-Polanco, UNAM, Ciudad de México

 


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