LOADING

Amor verdadero

Hilary Ford*

Cuando era niña, nunca me importaron los perros. De hecho, no me gustaban. Mis primos siempre tenían perros y, cuando los visitaba, sus perros siempre me molestaban y olían mal.

         Sin embargo, todo cambió cuando conocí a Carlos. Carlos, ahora mi esposo, tenía una perra que se llamaba Licha. Era una pitbull, algo que no me gustaba. Creía que los pitbull eran peligrosos. Además, Licha tenía una historia triste, de abuso severo y negligencia. Carlos la rescató de un refugio de perros algunos años antes de conocernos y tenían una conexión especial. Pero, por su pasado, Licha era un poco rara. Solo le gustaba Carlos y no tenía confianza con otras personas.

         Al inicio de nuestra relación, Licha estaba celosa. Cuando Carlos y yo intentábamos besarnos o abrazarnos, o también cuando intentábamos sentarnos demasiado cerca, Licha siempre tenía que interponerse entre nosotros. Pero, poco a poco, Licha y yo empezamos a caernos bien. Después de que pasara más tiempo, nos hicimos las mejores amigas.

         En 2016 Carlos y yo nos casamos en San Miguel de Allende (Guanajuato). Licha tuvo que quedarse en casa en Nueva York, con una de mis amigas. La mañana después de nuestra boda, mi amiga nos llamó. Nos dijo que Licha había estado muy enferma y que había estado en el hospital. Tuvimos que darle permiso a su médico para operarla. El médico nos dijo que no sabía lo que tenía la perra y que no estaba seguro de cuánto más viviría Licha.

         Carlos y yo íbamos a irnos de luna de miel pero, en cambio, me fui a casa inmediatamente para estar con Licha. Carlos volvió poco después. Después de varios días y muchísimas pruebas, finalmente descubrimos que nuestra Lichita tenía un tumor cerebral y necesitaba que la pusieran a dormir. El médico nos dijo también que, probablemente, el tumor había estado allí por mucho tiempo, y era extraño que no lo supiéramos hasta ahora. Carlos siempre me dice que Licha estaba esperando hasta estar segura de que él estaría feliz y cuidado antes de dejarnos.

         Mi Lichita abrió unas puertas de mi corazón que nunca me di cuenta que tenía. De muchas maneras, nuestra relación fue mi primera experiencia de amor incondicional. Por mi relación con Licha, creo que me hice una mejor mujer para Carlos, y le debo a Licha por enseñarme cómo amar verdaderamente.

Imagen de la autora

*Estudiante de Estados Unidos del curso  Español 3
Profesora: Julieta Bueno
CEPE-Polanco, UNAM, Ciudad de México


Visiten el blog de la revista, donde podrán escribir opiniones y comentarios de este artículo:
https://floresdenieve.cepe.unam.mx/blog/index.php/2023/06/23/amor-verdadero/