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BEETHOVEN

Isabelle Bélanger


Ludwig van Beethoven nació el 17 de diciembre de 1770 en Bonn. Su padre tenía la reputación de ser un hombre violento y alcohólico. Se mostró muy duro en cuanto a la educación musical de su hijo. Aun con los excesos y las bromas de su padre, que hubieran despertado en otras personas una aversión por la música, Ludwig se forjó una sensibilidad y una visión de la música muy personal.

Dice el extraordinario músico que su madre, María Magdalena, era su mejor amiga. Era una mujer piadosa que protegía a sus hijos de los excesos del padre alcohólico. Murió en 1787, cuando Ludwig tenía 17 años, a causa de la tuberculosis.

Ludwig mostró muy temprano un talento excepcional; hizo su primera aparición en público a la edad de 7 años. Un año mas tarde, el compositor Christian Gottlob Neefe tomó a su cargo la formación musical del joven.

En 1787 conoció por primera vez a Mozart. Éste recibió a Beethoven con desdén, pero claro que cuando Beethoven empezó a tocar el piano, se sintió conquistado y dijo: "Recuerden a este muchacho. Llegará el momento en que la gente hablará de él."

Pasó cuatro años difíciles después de este encuentro, pero al mismo tiempo, durante ese periodo, conoció a tres hombres que llegaron a ser grandes amigos suyos: Stefen von Breuning, quien permaneció fiel a la amistad hasta su muerte; Franz Wegelery, que escribió una de las primeras biografías de Beethoven; y Ferdinand von Waldstein, a quien Beethoven dedicó una Sonata para piano.

 

Beethoven

En el mes de julio de 1792, año en que murió su padre, Beethoven encontró a Haydn en Bonn. El gran compositor quedó impresionado por la obra del joven compositor, de modo que Beethoven se fue a Viena en noviembre de ese mismo año a estudiar composición con Haydn.

Pero Haydn no pudo realmente guiar el talento de Beethoven como quería; la música de su protegido estaba verdaderamente vertida hacia el siglo siguiente. Haydn, quien fue él mismo un precursor durante su juventud, descubrió que Beethoven progresaba en un camino no menos radical que el suyo.

En esta época el ímpetu dominaba las obras de Beethoven. La nobleza de Viena se apresuraba para ir a oírle. Compuso sin descanso y dio conciertos en Viena, Berlín, Praga y en las otras grandes capitales de la música. Pero su fama se debía a su talento de pianista virtuoso, y no a su talento de compositor. Un futuro brillante estaba frente a él.

 

La sordera

Su carrera de pianista terminó poco tiempo después. En una carta fechada el primero de julio de 1801 y dirigida a su amigo Karl Ameda, Beethoven habló por primera vez de los primeras síntomas de su dolor.

"Muchas veces siento que no estás a mi lado, porque tu querido Beethoven tiene una existencia miserable.... La mas preciosa de mis facultades, mi oído, está terriblemente alterada."

Beethoven tenía conciencia de esta alteración, por la cual sufría mucho desde tres años antes, lo que le hizo replegarse en sí para que nadie supiera lo que le pasaba. Sus amigos pensaban que su actitud distante era por alguna inquietud de la cual ignoraban la causa.

En una carta a su amigo Wegeler, el compositor escribió: "Cómo podría yo, un músico, decirle a la gente "Soy sordo". Trataré, lo más que pueda, de desafiar esta fatalidad, aunque tuviera a veces que ser la más triste de las criaturas de Dios... Yo vivo solo para mi música."

Es claro que Beethoven veía su sordera como un verdadero desafío por superar. En su lugar, muchos habrían escogido la muerte; quizás la haya considerado. No obstante, algunos meses después de su carta desesperada, escribió en otra correspondencia dirigida a Wegeler:

"Aliviado solo a medias de esta enfermedad, llegaría a ser un hombre en plena posesión de sus facultades. Lo más feliz que uno puede ser sobre esta tierra, es así como tienes que verme. No me creas desgraciado no! No lo podría soportar. Tomaré el Destino por la garganta, no lo dejaré abatirme. La vida es bella, me gustaría vivirla mil veces más que sólo una".

Beethoven puso toda su alma en la composición. Pero en esta época la situación financiera de un compositor era mucha mas precaria que la de un pianista. En 1802, su médico lo mandó a Heiligenstadt, un pueblito en los alrededores de Viena. Se despertó en él entonces el amor por la naturaleza. Recuperó la esperanza y el optimismo. Su Sinfonía no 2, una obra con una exuberancia encantadora, figura entre las composiciones más notables de este periodo. Sin embargo, el estado de su oído no se mejoró, y Beethoven tuvo una depresión nerviosa durante el otoño.

Cuál era exactamente la gravedad del mal que sufría Beethoven? Desde 1801, se quejó de zumbidos y silbidos. Cuando uno le hablaba en voz suave, percibía chirridos y si uno le gritaba, el ruido se volvía rápidamente insoportable. Pasó los diez últimos años de su vida en sordera total.

En 1809, el año en que Napoleón conquistó Viena, durante los combates Beethoven se refugió en la cueva de uno de sus amigos y puso cojines sobre sus orejas, no por cobardía, sino para proteger lo poquito que todavía tenía de su capacidad auditiva.

 

Madurez

En su madurez, Beethoven era un hombre pequeño, pero sólido. Su pelo negro primero se puso como sal y pimienta, y después todo blanco. Sus labios expresaban una severidad que atestiguaba una determinación inflexible. No se preocupaba de su apariencia, y quien lo veía pasear en las calles de Viena, veía la excentricidad.

Su humor versátil producía perplejidad entre los de su sociedad. Podía fácilmente interpretar muy mal un comentario y sentirse ofendido. Cuando tenía una opinión sobre algo, no le gustaba que lo contradijeran.

Era impaciente, impulsivo, no muy razonable e intolerante. Su sordera acentuó este temperamento. A veces acusaba a sus amigos de conspirar contra el. Podía despedirlos con sequedad diciendo que no eran dignos de su amistad. Pero no tardaba en mandarles una carta para excusarse.

 

Parte de su obra

Durante el verano de 1803 Beethoven empezó la tercera sinfonía. Tenía que ser revolucionaria, a imagen de aquel hombre a quien estaba dedicada: Napoleón Bonaparte. Fue recibida con reticencia por el público. Creó nuevas formas musicales a la vez lógicas y poderosas. Es algo que repitió luego muchas veces en sus obras musicales.

En cuanto a esta sinfonía, se dice que cuando supo Beethoven que Napoleón, ese gran defensor de los derechos de los ciudadanos, venía de pronunciarse emperador de los franceses el 2 de diciembre de 1804, rayó con enojo el nombre de Bonaparte en la partitura. Dijo de aquel hombre de quien había admirado el heroísmo y la valentía : "Es un hombre como los demás? Ahora va pisotear los derechos del hombre. Es nada más que un futuro tirano."

De 1804 a 1808 vivió en un estado de agitación permanente. Se enamoraba siempre de una nueva mujer, generalmente integrante de la aristocracia. Pero nunca llegó al casamiento. Lo irónico es que sus relaciones sufrían de inestabilidad al mismo tiempo que sus composiciones no dejaban de elevarse a nuevas cimas.

En 1808 finalizó las sinfonías 5 y 6. La quinta "toma el destino por la garganta"; la sexta (La Pastoral) evoca el campo en los alrededores de Heiligenstadt. Es a causa de esta última que el nombre de Beethoven llegó a ser ilustre.

 

Los últimos años de su vida

Su hermano Casera murió en noviembre de 1815 y eso le dio mucha tristeza, tanta que casi renunció a componer. Fue nombrado tutor de su sobrino Carlee, quien tenía 9 años, junto con la madre del niño. Beethoven tomó esta responsabilidad muy seriamente y al ser de la opinión de que Johanne, la madre, era inmoral, quiso obtener la custodia total del jovencito. El pleito fue penoso e interminable. Johanne lo llamaba "pobre loco, soltero y sordo". Se puso Beethoven enfermo muchas veces durante el pleito. Recibió la custodia del niño sólo en 1820.

Terminó la sinfonía 9 (con coros) en 1824, cuando la sordera del Maestro era total. Para la primera representación, Beethoven insistió en dirigir la orquesta. Al final, no podía oír los aplausos del público. Uno de los coristas tuvo que tomarlo del brazo para ayudarle a quedar frente al público que lo ovacionaba.

Después de contraer una neumonía, tuvo una recuperación muy corta, para enseguida caer enfermo de cirrosis del hígado complicada por una hidropesía. A principios de marzo de 1827, su estado empeoró alarmantemente y sus amigos llegaron a su lado para estar con él en su muerte. Stefan, su amigo de siempre, trajo a su familia y Schubert insistió en ofrecerle su homenaje. Un amigo de Schubert describe el 26 de marzo de 1827:

"Los ojos del maestro se abrieron y por un largo momento mantuvo su mano derecha cerrada, elevada en el aire, con una expresión grave y amenazadora en el rostro. Cuando la mano recayó, sus párpados estaban semicerrados. Sus labios se habían callado y su corazón había parado sus latidos."

* Notas tomadas de Au coeur du classique, les grands compositeurs et leur musique, Volumen 1, Número 1 ALP/EditionsMarshall Cavendish, París.