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Facilitación y mediación en una gestión participativa

Ronald Desroches

La facilitación, al igual que la mediación, consiste principalmente en ayudar a un grupo o a personas a cumplir las metas que se proponen. Por supuesto, el facilitador, el cliente y los participantes deben aceptar un enfoque participativo. Esto es esencial para realizar una gestión participativa. La jerarquía debe adaptarse a un enfoque mas democrático. Hoy día, este tipo de gestión está muy difundido entre las empresas en Canadá.

El facilitador contribuye a que el grupo realice un trabajo utilizando procesos, técnicas y una logística apropiados.

En primer lugar, un proceso constituye una serie de etapas que conduce a un resultado, como la resolución de conflictos entre personas. Elegir el proceso adecuado es fundamental para el éxito del ejercicio. El método utilizado para ensamblar un carro, por ejemplo, no es el mismo que para un televisor. El proceso debe resultar apropiado a la tarea a fin de que ésta sea mas fácil de realizar.

Hay muchos tipos de procesos. Un primer tipo lo constituye el proceso de análisis de un problema; es una serie de etapas para encontrar la causa del problema. Por ejemplo por qué mi carro no funciona? Un segundo tipo, el proceso de análisis de decisiones, consiste en una serie de etapas para elegir entre opciones. Por ejemplo, qué elegir, un curso de español en la UNAM o en otra escuela? Un tercer tipo, el proceso de elaboración de planes de trabajo, es una serie de etapas para elaborar un plan e implantar una decisión. Por ejemplo, organizar una conferencia. Un último tipo, el proceso de mediación, constituye una serie de etapas para resolver conflictos entre personas y grupos. Por supuesto, hay muchos otros tipos más.

En segundo lugar, las técnicas utilizadas por el facilitador ayudarán a los miembros del grupo a funcionar mejor en conjunto, a colaborar. Incluyen técnicas como la separación de participantes en conflicto, hacer un puente entre dos ideas, modelar comportamientos positivos, etcétera. En una mediación, por ejemplo, cuando dos personas están en conflicto, deben dirigir las energías y la comunicación hacia el mediador. Éste sirve de pararrayos, por lo menos durante la primera parte de la sesión.

Tranquilamente, el mediador debe dirigir las personas a comunicarse cara a cara, a arreglar sus problemas juntos.

Finalmente, la logística añade muchos beneficios al éxito de la sesión de trabajo. Incluye cosas como la disposición de los muebles, las pausas y las bebidas para refrescarse, la iluminación y el material. Por ejemplo, el trabajo del facilitador es siempre mas fácil cuando las mesas y las sillas están dispuestas en forma de U. En esta situación, puede haber acceso a los participantes para animarlos utilizando técnicas de dinámica de grupo. Y también, se puede garantizar que los participantes se vean y vean las grandes hojas de papel utilizadas para escribir ideas durante una sesión de facilitación. En una mediación, sucede lo mismo. Debe asegurarse que las dos personas o dos grupos están en condiciones iguales, sentadas, posiblemente en una mesa redonda. Una mesa redonda, por ejemplo, fue esencial para empezar la discusión entre mohawks y policía en Oka en 1990.

Para finalizar, un facilitador y un mediador efectivos pueden casi siempre garantizar buenos resultados si eligen y utilizan eficazmente los procesos, las técnicas y una logística apropiados. Pero hay que comprender que todos los grupos y las personas son diferentes, a menudo muy diferentes. Siempre deben adaptarse y también adaptar su enfoque. Es el desafío y el estímulo de esta profesión tan interesante.