Para mejorar la calidad de vida de los países pobres
John Coghlan
Uno de los problemas más importantes en lo que se refiere al nivel de vida en los países pobres es la dificultad de producir energía barata. Otro problema que afecta a los más pobres de las ciudades muy grandes es la sanidad. Sin electricidad, sin suficientes comestibles, sin agua limpia ni sanidad, los de abajo sufren de una pésima calidad de vida, es decir, de desnutrición, de frío, de enfermedades diversas provocadas por la falta de sanidad.
Hay una solución que se puede utilizar en diversas situaciones urbanas: emplear los desechos orgánicos humanos y vegetales para producir electricidad y fertilizantes. Este procedimiento pasa por cisternas sépticas y cisternas de digestión. Después de varios días, los desechos orgánicos se separan de los elementos inutilizables.
Viene entonces la digestión química de esos desechos. Deben añadirse ciertas bacterias anaeróbicas a las cisternas para empezar el procedimiento mediante el cual los desechos, principalmente moléculas grandes llamadas polímeros, son descompuestos en hidrógeno y ácido, y después en bióxido de carbono, en metano y fertilizantes (sustancias hechas principalmente a base de carbono y de nitrógeno).
El valor del metano que resulta de este procedimiento suma tres veces más que los costos de mantenimiento de las cisternas. El metano después puede utilizarse directamente en hornos de gas natural para cocinar y en lámparas también de gas natural para la iluminación. Además, se puede convertir el metano en electricidad empleando un generador. Y por lo tanto, se puede fácilmente adaptar a los motores de los automóviles y usar el metano para el transporte. Por último, además de la producción de energía, la digestión de los citados desechos crea un fertilizante que puede utilizarse en viveros en la ciudad, o bien para su comercialización.
El sistema total puede basarse en cisternas para cada familia, en cisternas colectivas para una calle o en una fábrica local. Para ello, se utilizan los camiones para transportar desechos humanos y vegetales de las cisternas individuales a las fábricas
Ya en India, China y Pakistán se han aprovechado esos sistemas para la producción del metano. Y en Europa un campesino suizo, por ejemplo, utiliza los desechos orgánicos y el estiércol de sus animales para la producción del metano, no sólo para la electricidad, sino para la calefacción de su propia casa y para el motor de su coche.
Pero hay ciertos problemas con la digestión de los desechos orgánicos. Los materiales que sean digeridos necesitan, por lo menos, un contenido de 25% de agua. Además, deben manejarse con cuidado los materiales no digeridos, a causa de la presencia de ciertas bacterias y parásitos nocivos. Pero los materiales digeridos son menos nocivos, gracias a la acción de las bacterias anaeróbicas. La fabricación de una cisterna puede costar bastante, unos 6 000 dólares por familia, pero una cooperativa en un barrio pobre puede montar hacer los trabajos juntos, reduciendo mucho los costos.
Finalmente, los consumidores del metano deben tomar precauciones elementales contra la fuga del metano, dado que este gas es muy inflamable.