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Haciendo amigos, exposición de fotos de Valerie Burton

Isabelle Bélanger

Cuando en nuestra clase de Artes Aplicadas de México se dijo que en México es obvia la diferencia entre las personas del campo y las de las ciudades, lo primero que pensé fue que sólo quien ha estado allí puede ver esta diferencia.Pero al observar las fotos de Valerie Burton me di cuenta de que no es así.

En las fotos, se puede deducir de dónde vienen las personas gracias al entorno. Por ejemplo, por el tipo de mesa y de paredes se puede ver muy bien que la foto "La cantina" es realmente una cantina que se encuentra en un pueblo. Y al contrario, se puede deducir que los niños que aparecen disfrazados en las fotos del "Festival de la Familia" son de la ciudad por el tipo de trajes y disfraces y también por el tipo de puerta, de ventana o de inmueble que aparece en la foto.En especial me atrajeron las fotos de los niños en la vida cotidiana. Sus sonrisas y sus rostros son realmente bellos y llenos de vida.

Pero en todos los casos se puede ver que hubo gentileza y buen humor entre la fotógrafa y sus modelos. (Quizás con la excepción de la niña en "El tirano" quien, flanqueada por dos niños, está con los brazos cruzados y el rostro severo y implacable) Me da la impresión, por las fotos y el texto de la autora, que aunque el propósito es el estudio de los individuos y familias de las comunidades indígenas de México, hay un énfasis en los niños. Tal vez se deba a que, como dice en la foto de unas niñas al frente de una estatua, son ellos quienes representan "El futuro".Los títulos de las fotos, al igual que los nombres de las personas, "Doña Emilia y Don Adrián", o el área donde están, como en "El molino de nixtamal", crean un acercamiento entre el tema de la foto y la persona que la contempla, aunque no se conozcan.

Podría irme a estos lugares y tendría la impresión de conocer ya a su gente. Es un de los aspectos "mágicos" de la fotografía. En el caso de "Nuestra Señora de Guadalupe", primero pensé que estaba en su lugar en esta exposición, pues forma parte tan íntegra de la vida de allá, pero después pensé que era más bien previsible y común.

Por último, quisiera señalar que tuve la impresión de que no estaban en su lugar dos de las fotos, "Ruinas" y "En camino a Mérida". Entiendo que la fotógrafa quizás haya querido mostrar que puede hacer buenas fotos de "cosas o paisajes" así como de "personas", y también mostrar un poco el área o las regiones. Por ser únicamente dos, se ven un poco fuera del resto de la exposición. En este caso creo que se habría necesitado un espacio más grande.

Puede visitarse una segunda exposición de Valerie Burton, La muerte en México, en la Sala Felipe Gutiérrez de la ESECA-UNAM, 55 Promenade du Portage, Hull, hasta el 19 de noviembre.