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Una experiencia en Cuba

André T. Bard*

Durante los dos años pasados, impartí cursos sobre la cadena de suministro en Cuba, es decir, la compra de productos. Patrocinados por la Asociación Canadiense de Gestión de Compras (Purchasing Management Association of Canada, PMAC, por sus siglas en inglés), estos cursos son similares a los cursos ofrecidos en todo Canadá e incluyen principios de compras, transporte y logística, administración de inventario, control de operación y de calidad.

Como soy un aficionado a la música salsa y a la cultura latina, no podía no hacer caso de la oportunidad de enseñar en Cuba. Acepté el desafío para enseñar un curso de dos semanas en una fábrica de empresa mixta (un socio de una empresa extranjera y el estado cubano). Aunque estaba cómodo en español, al principio necesité un traductor para asegurarme que los puntos importantes de la enseñanza fueran bien entendidos. Empecé con un solo curso en la primavera de 2001. El resultado fue tan bueno que se han impartido hasta once cursos con más de 125 participantes en todo Cuba. Quienes estudian estos cursos son los que se encargan de las compras en ministerios u organizaciones estatales y los profesores del Instituto del Comercio Exterior, quienes impartirán estos cursos en los años siguientes. Los participantes cubanos han sido impacientes por aprender y han demostrado un alto nivel de entusiasmo, que ojalá tuviéramos en Canadá. Sin embargo, dado que el país carece de muchos recursos, el acceso a libros modernos es un lujo; un dato ilustrativo es que un ingeniero gana 18 dólares estadunidenses al mes.

Tratamos de impartir la logística moderna en una nación en la que el ambiente social, político y económico están a menudo en desacuerdo con algunos de los elementos básicos requeridos para que se desarrolle y funcione un estilo de logística occidental. éstos no son problemas que debamos procurar resolver. Como canadienses podemos, por un lado, ofrecer cierto nivel de experiencia y mostrar alternativas comprobadas y/o herramientas modernas por medio del proceso de enseñanza y, por otro, dejar la implementación a los participantes y a sus organizaciones respectivas.

En Cuba el principio fundamental de la competencia no se entiende claramente en el comercio nacional; por ejemplo, las tiendas estatales venden el mismo producto al mismo precio no importa que el costo de operación de cada tienda sea diferente. Así, mientras que la población considera casi cualquier producto como beneficioso (sin compararlo con ningún otro producto), todavía no es completamente conocido el impacto que tiene la competencia entre productos como un medio para mejorar la calidad de bienes y servicios.

Hasta ahora, Cuba carece de infraestructura moderna, como carreteras y acceso a internet requeridos para que se desarrolle una red de logística moderna y eficiente. Sin duda, una combinación de nuevos conocimientos y la necesidad de mejorar generará alternativas y eventualmente llegará a una decisión política que refleje el ambiente comercial del mundo capitalista. Se necesita tiempo para cualquier cambio, pero esperanzadamente, fuimos afortunados en hacer una pequeña parte en este proceso.

Lejos de ser vacaciones, el curso me ha ofrecido otras oportunidades para mi autodesarrollo. A pesar de que aproveché la playa solamente una hora en los tres primeros meses, mi español ha mejorado al punto que ya no necesito un traductor y que, también, puedo defenderme en la pista de baile. Además, el intercambio de ideas con los participantes y la administración me ha permitido darme cuenta de que nosotros, como canadienses, somos muy afortunados con lo que tenemos.

* Estudiante del nivel Intermedio 3
UNAM-ESECA en Gatineau, Quebec, Canadá