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El cuento: caracol del lenguaje según Julio Cortázar

Horacio Molano Nucamendi*

Cortázar por Sara Facio, in 1967

Foto: http://en.wikipedia.org/wiki/Julio_Cort%C3%A1zar

Cualquier lector de Cortázar se asombra ante una narrativa tan intensa y lúdica. Nuestro querido Julio es recordado por sus aportaciones a la novela baste señalar el portento de la sugerente Rayuela y sobre todo por sus contribuciones al cuento, un género en el cual el escritor argentino compuso una docena de libros. Resulta muy comprensible entonces que le dedique algunas páginas de reflexión a la labor del cuentista.

En 1962, un primer texto fue publicado bajo el título de "Algunos aspectos del cuento" en la revista Casa de las Américas, vehículo difusor de las letras latinoamericanas en la época utópica de la revolución cubana; siete años más tarde en la editorial Siglo XXI, otra plataforma de divulgación de la cultura de América Latina, apareció "Del cuento breve y sus alrededores" como parte del volumen Último round. Básicamente en estos dos ensayos[i] expone un conjunto de principios útiles para entender la concepción cortazariana de este género literario.

Una de las constantes en la naturaleza del cuento gira alrededor de la noción de límite pues el escritor a través de algo significativo de la cotidianidad revela una situación excepcional que abre al lector un nuevo horizonte. Así apunta su rasgo principal: ser memorable. Para explicar ese efecto de apertura realiza la siguiente analogía: "Todo cuento perdurable es como la semilla donde está durmiendo el árbol gigantesco. Ese árbol crecerá en nosotros, dará su sombra en nuestra memoria" (312).

Destaca así el aspecto expansivo del cuento una vez que se cierra el libro. Se trata de un proceso de lectura en el cual el goce estético deriva en la dilatación del asunto narrado. De ahí que también compare la labor del cuentista con la del fotógrafo, pues ambos recortan un fragmento de la realidad que irradia la dinámica de algo más amplio. De ahí lo importante de seleccionar los límites de una situación que se proyecte más allá de la simple anécdota.

A pesar de la afinidad narrativa entre cuento y novela la estrategia del autor es opuesta; el primero condensa, la segunda alarga. De tal modo sitúa como hermanos al cuentista con el poeta al referirse a la clasificación de las obras literarias, ya que en ambos el uso de la palabra es medular. Por ello insiste en que el cuento es de tan difícil definición, tan huidizo en sus múltiples y antagónicos aspectos, y en última instancia tan secreto y replegado a sí mismo, caracol del lenguaje, hermano misterioso de la poesía en otra dimensión del tiempo literario (306). Esta cercanía privilegia el manejo del lenguaje en ambos géneros. El cuidado con el cual se seleccionan los vocablos conlleva a una conciencia de ampliación de significados. La imagen de "caracol del lenguaje" enfatiza la relación de apego y de succión con la cual se obtiene el timbre exacto de una voz determinada. No hay espacio para el relleno superfluo.

Señala también que. La génesis del cuento y del poema es la misma, nace de un repentino extrañamiento, de un desplazarse que altera el régimen de lo "normal" de la conciencia. (113-114) Reitera ese logro literario al conseguir en el lector el efecto de no poder sustraerse de la atmosfera creada. Para Cortázar se trata de no darle respiro a quien lee. Conseguir que el lector tenga o pueda tener la sensación de que en cierto modo está leyendo algo que ha nacido por sí mismo, en sí mismo y hasta de sí mismo (107).

De tal suerte que otro de los rasgos distintivos del cuento sea la intensidad, tanto por la acción viva como por la tensión interna del relato. Sin escribir intensamente "No hay otra manera de que un cuento sea eficaz, haga blanco en el lector y se clave en su memoria" (319). El efecto en su recepción proviene del motivo surgido de las entrañas del escritor, es decir, de una profunda vivencia, pero también debe ser diestro en el ejercicio estético, o sea, poseer control técnico y dominar la forma literaria. Ejemplo de lo anterior son sus cuentos "Continuidad de los parques" o "La noche boca arriba". Dice nuestro Julio que el gran cuentista consigue una síntesis viviente a la vez que una vida sintetizada (307). Brillante juego de palabras pues eso se admira en el cuento "la vida sintetizada" de sus personajes al mismo tiempo que con destreza narrativa se transforma la trama en esa "síntesis viviente". De tal modo el amante de la esposa está por asesinar al lector de novelas que se apoltrona en un sillón de terciopelo verde o el motociclista que se accidenta se pierde en el tiempo para soñar que vivió en un futuro donde montaba un insecto de metal que zumbaba bajo sus piernas.

El autor de Rayuela no sólo nos dio un par de grandes cuentos nos ofrece un estupendo volumen de ellos Final del juego (1956) al que pertenecen también "No se culpe a nadie" y "La puerta condenada". ¿Y qué decir del libro publicado en 1959 Las armas secretas en cual aparecieron "Las babas del diablo" y "El perseguidor"? Sin olvidar "Cartas de mamá" incluido en la célebre antología El cuento hispanoamericano de Seymour Menton o "La autopista del sur" seleccionado por Fernando Burgos en su compilación publicada por Porrúa. El origen de un gran cuento advierte Cortázar se debe a la elección del tema a la vez del tratamiento del mismo. Para él la cuestión de la técnica narrativa debe ser entendida como ese especial enlace en que se sitúan el narrador y lo narrado (108), indispensable para provocar ese efecto de apertura al que nos referíamos al principio al compararlo con la fotografía. Hay que encontrar esa armonía interna a través del ritmo, la tensión y la pulsación interna que entraña una especial magia de determinada composición.

Seguramente a todos sus lectores nos viene a la mente algún título del mismo Cortázar. No es relevante que coincidamos en uno solo ya que la alianza entre el lector y determinada obra se establece de manera personal; no existe una regla absoluta en la literatura para calificar un texto. Lo que sí encontramos es una coincidencia en reconocer cuando un escritor rebasa los convencionalismos de su época y transforma su palabra en un puente para conducirnos a un plano desconocido hasta entonces con el cual nos maravilla gracias a su hallazgo artístico. Tal es el caso de nuestro Julio Cortázar a quien celebramos este año por el centenario de su nacimiento.

* Profesor de Literatura
CEPE-UNAM, CU, México, D.F



[i] Existe una edición reciente de estos ensayos en la serie Teorías del cuento coordinada por Lauro Zavala. Véase Algunos aspectos del cuento (1962) en el tomo I, Teorías de los cuentistas, México, UNAM, 2008, pp. 303-324 y Del cuento breve y sus alrededores (1969) en el tomo III, Poéticas de la brevedad, México, UNAM, pp. 105-116. En las citas únicamente he anotado entre paréntesis el número de página correspondiente.