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Las reivindicaciones femeninas y la lengua

María Trinidad Madrid

¿Cómo se reflejan las reivindicaciones femeninas en la lengua? Sin duda, es en el léxico donde se perciben más claramente los cambios que las mujeres han impulsado con sus luchas.

Sabemos que en la actualidad las mujeres han ganado derechos y ocupan puestos que antes estaban reservados exclusivamente a los hombres, lo que ha llevado a que, en el caso del español, la Real Academia Española de la Lengua incorpore en el diccionario un buen número de sustantivos femeninos referidos a profesiones y oficios actualmente desempeñados también por mujeres.

Sin dejar a un lado el hecho de que en los diccionarios aún se percibe una clara discriminación hacia la mujer al privilegiar, por ejemplo, formas masculinas para definir a las femeninas, o al subordinar a la mujer a la profesión u oficio del esposo, habría que observar hasta qué punto los hablantes ajenos a las luchas feministas aceptan y logran incorporar las nuevas palabras femeninas.

Por ejemplo, aunque en la actualidad la gramática española establece la formación de sustantivos con terminación en -a referentes a profesiones y oficios cuya forma masculina termina en -o, es muy raro escuchar nombrar a una mujer como médica o cirujana, e incluso todavía resultan vacilantes ingeniera, arquitecta, magistrada, entre otras. En el caso de las palabras que terminan en -e o en consonante, donde es menos evidente para el hablante la formación de la forma femenina, la vacilación es mayor: no obstante, ya se escuchan palabras como presidenta y jueza.

Por otro lado, es importante también mencionar la sustitución que en la actualidad se está haciendo de los nombres masculinos genéricos, que designan individuos o animales tanto femeninos como masculinos, hablar, por ejemplo, de hombres y mujeres en lugar de hombre para designar al género humano. No es raro encontrar que en algunos círculos se evite el uso del nombre masculino genérico si en éste se percibe una forma de exclusión del elemento femenino, aun cuando en realidad no se esté haciendo.

Este fenómeno se observa con más frecuencia en países en donde los movimientos feministas se mantienen más activos y son más generalizados, sin que por ello ya se haya desterrado el uso de algunos nombres genéricos.

Habrá que prestar atención al comportamiento de los hablantes, pues, después de todo, son ellos quienes determinan los usos de la lengua.