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La novela de folletín en México

Gustavo D. Santana Escobar

Cuando se habla de la novela del siglo XIX, no se puede omitir hablar de la novela de folletín, que constituye uno de los principales géneros practicados por innumerables escritores tanto de origen nacional como extranjero, entre los que destacan especialmente los franceses, cuya técnica ha venido al paso de los años a sobrevivir en el gusto de los llamados aficionados a la literatura popular.

Este género tiene importantes representantes en México, quienes dan a conocer sus obras en los periódicos de la época o incluso crean publicaciones que sirven para la difusión de sus contribuciones.

En México, en el siglo XIX, según José Luis Martínez, dos periódicos fueron los que marcaron el tiempo y el pulso de la época: "El Siglo XIX" y el "Monitor Republicano", los cuales dieron cabida a todo tipo de artículos y especial atención a la parte baja del periódico: "A menudo y en lugares preferentes aparecían poemas, cuentos, estudios históricos y científicos, artículos misceláneos y cuadros de costumbres y, casi regularmente, en la parte baja del periódico, en el "folletón", se publicaban por entrega libros, lo mismo de autores nacionales que extranjeros." (pág. 43 [1])

Pero a diferencia de lo que sucede en Francia, una de las primeras novelas por entregas aparece no en un periódico sino en una revista "Revista Científica y Literaria de México", donde el escritor Manuel Payno(1810-1894) da a conocer su novela "El fistol del diablo" entre 1845-46, aunque en forma parcial. Otro folletinista lo constituye José Tomás de Cuéllar(1830-1894), quien crea junto con José María Flores Verdad el semanario "La Ilustración Potosina" (1869), donde publica la primera edición de su novela "Ensalada de pollos", que forma parte de su colección intitulada "La linterna mágica"; este escritor fue más conocido por su seudónimo de "Facundo".

Otro escritor digno de mencionar es Justo Sierra O'Reilly(1814-1861), quien con su novela "La hija del judío" introduce la técnica de la novela de folletín en México, heredada de Dumas y de Sue. Esta obra fue publicada en "El Fénix" de Campeche en 1848.

El escritor utiliza el anagrama de José Turrisa en la firma de sus entregas. Además de las influencias reconocidas de Dumas y de Sue por Sierra O' Reilly en la creación de su novela, en la manera de tratar los elementos históricos se pueden adivinar incluso las lecturas de Walter Scott en esta obra que retrata el México colonial y sus elementos de opresión y de carácter sombrío, como es el papel del Visitador Muñoz.

Otro aspecto interesante de destacar es que el periódico "El Fénix" pertenecía al propio escritor, quien desde un principio, en el número que vio la luz el 1° de noviembre de 1848, hizo aparecer en el folletín "La hija del judío"; esta novela aparecerá hasta la última entrega del 25 de diciembre de 1849.

El siguiente autor que se dedicó a abordar el tema del México colonial junto con O' Reilly fue Vicente Riva Palacio, quien, a la caída del imperio y al abandonar su carrera militar, decidió ocupar más tiempo en las letras. Así, después de hurgar en los archivos de la Inquisición, la mayoría de su propiedad, surgieron de su pluma obras como: "Monja y casada, virgen y mártir"y "Martín Garatuza" continuación de la anterior, publicadas ambas en 1868. Complementan estas novelas su obra de carácter histórico: "Memorias de un impostor. Don Guillén de Lampart, rey de México" (1872) que da vida a un personaje relacionado con la Inquisición de la Nueva España.

Riva Palacio logró, que pese a lo extenso de sus novelas, mediante el uso de las técnicas folletinescas, su público se mantuviera interesado y llegara con avidez hasta el final de sus escritos: "Sabía ciertamente hacerse leer hasta el final, manteniendo siempre la curiosidad de sus lectores, y sabía también trazar con mano maestra los ambientes de sus acciones, y dejar aquí y allá unos giros arcaizantes que dieran sabor de época a su relato;"[2]

Tampoco  podemos dejar de mencionar a Luis G. Inclán (1816-1875) como uno de los novelistas que revivirán el género del folletín con su obra de aventuras "Astucia, el jefe de los hermanos de la hoja o los charros contrabandistas de la rama", publicada en México entre 1865-1866, elaborada en un taller de su propiedad y acompañada de originales litografías. La trama de la novela gira alrededor de la hermandad de los charros de la hoja, contrabandistas de tabaco, los cuales gozaban  de la protección del pueblo a quien beneficiaban.

Facturada según los canones de la novela de aventuras de Dumas ("Los tres mosqueteros"), esta narración va desde las peripecias de la vida y las aventuras de los charros hasta las diferentes etapas de la vida de su héroe y capitán apodado "Astucia". Además, la novela ofrece un fresco panorama costumbrista de la vida rural mexicana de mediados del siglo XIX.

Mención aparte merece otro de los cultivadores del género, el ya citado Manuel Payno. Sobresalen en su creación literaria: "El fistol del diablo" publicada parcialmente en la "Revista Científica y Literaria de México (1845) y la cual retomará para ampliarla y editarla en 1859.

De acuerdo con Villaseñor, biógrafo de este autor, en esta obra extensa publicada en México, se retrataban por primera vez no sólo las costumbres virreinales, "sino los tipos y personajes que habitaban la capital de la nueva nación; genuinamente nacional esta novela, es un verdadero archivo que guarda el recuerdo de los usos de la antigua sociedad mexicana, su lenguaje, sus refranes, trajes, preocupaciones, tendencias, etc."[3]

Posteriormente escribe Payno "El hombre de la situación" (1861), en la que retrata a un español que viene a México en busca de oro.

Cerrará el ciclo de sus novelas con otra de las obras principales de este género, "Los bandidos de Río Frío", publicada entre 1889-1891 en Barcelona, firmada con el seudónimo de "Un ingenio de la Corte". Será sin duda la culminación y la adaptación del género a la naciente literatura nacional mexicana de finales del siglo XIX. La publicación de esta novela coincidirá con sus ochenta años de vida. En ella narrrará la vida de una pandilla de malhechores paralelamente a la vida de las costumbres de la primera mitad del siglo XIX. La novela lleva por subtítulo "naturalista, humorística, de costumbres, de crímenes y de horrores", ya que "Aparte de los crímenes y horrores, necesarios para sazonar una obra publicada por "entregas", la novela es una amenísima comedia humana de la vida de México,"  [4]

Con sus propias palabras, Payno nos dice que aprovecha "la oportunidad para dar una especie de paseo por en medio de una sociedad que ha desaparecido en parte, haciendo de ella, si no pinturas acabadas, al menos bocetos de cuadros sociales que parecerán hoy tal vez raros y extraños"[5]

Payno le da así un aire fresco al llamado género folletinesco en México, y marca la pauta para la naciente novela costumbrista mexicana, a la cual le proporcionará sus primeros rasgos nacionalistas. Contribuye de este modo a dar larga vida al género, que se prolongará hasta los inicios del siglo XX.

[1] Martínez. José Luis. La expresión nacional. Oasis. México. 1984.

[2]Martínez, José Luis.  La expresión nacional. Pp. 286-287

[3]Op. Cit. pp.273-274

[4] Op. Cit. p.274

[5] Ibid. p.275