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El amargo asunto de la baronesa de Carini

Alessandra Contri

Ahora cierren los ojos: están volando conmigo hacia la hermosisima tierra de Sicilia.

Ustedes deben saber que tenemos en Italia, y sobre todo en Sicilia, una tradición muy importante y antigua: la costumbre de contar historias con cantos, instrumentos musicales y dibujos.

Ésta es la tradición de los juglares, que nosotros llamamos “cantahistorias”: artistas que van de una ciudad a la otra con sus historias, poemas y cuentos.

En las plazas de las ciudades, frente a la gente que los escucha, empiezan a contar cantando asuntos reales, hechos antiguos, poemas populares, hasta los grandes poemas épicos, acompañándose con la guitarra y con carteles donde está dibujada, de manera muy clara, toda la historia que van a contar.

 

El cantahistorias va contando, cantando y explicando los dibujos.

En los siglos pasados los cantahistorias eran el único medio cultural entre el pueblo que no sabía leer ni escribir y la poesía, la literatura y los acontecimientos históricos.

Contaban historias verdaderas que era importante que todo el pueblo conociera, pero que a fuerza de contarlas se volvían en leyenda.

Era una contra-informacion fantástica.

El cantahistorias utilizaba, y todavía utiliza, la técnica narrativa típica de la tragedia griega. Gritaba, lloraba y a veces era acompañado por un coro de mujeres.

Una de las leyendas más conocidas, fundada en un hecho que ocurrió verdaderamente y que impresionó y turbó profundamente la opinión pública de la época por su crueldad, es la triste historia de la baronesa de Carini.

 

La balada empieza así:

“ Chianci Palermu, chianci Siracusa

a Carini c’è lu lutto in ogni casa! “

( Llora Palermo, llora Siracusa

a Carini; ¡hay luto en todas las casas! )

Carini es un pequeño pueblo, muy antiguo, cerca de Palermo. Todas las casas están alrededor del castillo, ubicado arriba de una roca escarpada, que por un solo lado se asoma al mar.

 

Los protagonistas principales de la historia son el Conde Don Césare Lanza y su bella hija Laura ( o Caterina, el nombre no es seguro ) Lanza.

Estamos en el año 1563.

Unos años antes, el Conde había obligado a la hija, que tenía sólo 14 anos, a casarse por razones de interés económico con el Barón Vincenzo La Grua de Carini, el dueño del castillo.

Entonces Laura se convierte en la Baronesa de Carini.

La muchacha está siempre sola con algunas sirvientas en el grande y frío castillo, porque sus padres viven en Palermo y su esposo, al que ella no ama, que le da miedo y que es mucho más viejo de ella, está siempre viajando por negocios.

Un día llega a Carini, donde posee tierra y campos, el joven y muy atractivo Don Ludovico Vernagallo. Don Ludovico y la Baronesa ambos jóvenes, coetáneos, se encuentran y se enamoran perdidamente.

Pero están desesperados porque saben que es un amor imposible.

 

Con la ayuda de una anciana sirvienta, los dos enamorados se encuentran en la noche en el parque del castillo para llorar, hablar, y tratar de decidir qué hacer.

Desafortunadamente, una noche, el cura del pueblo, sospechoso, celoso de Laura y envidioso de Ludovico, los descubre juntos.

Al día siguiente, el malvado cura se hace recibir por Laura en el salón del castillo y la amenaza con que si ella no acepta ser su amante, el irá a contarle todo a su padre.

La muchacha lo rechaza disgustada y el cura sale del castillo rabioso y gritando palabras de venganza.

Esa misma noche, el cura parte por Palermo para contar todo al padre de Laura.

Cuando se enteró de lo que había ocurrido (el cura naturalmente no habló de su papel en la cuestión), Don Cesare se puso furibundo por la ofensa a su honor infligida por la hija.

De inmediato decide partir con sus soldados para matar a la hija y vengar el honor manchado.

 

Intentemos de ver la escena con nuestros propios ojos:

He ahí a Laura, junto a la ventana, viendo llegar a la caballería, piensa entonces, llena de miedo:

“ Chistu è me patri ca vini pi’ mia! “

( Ése es mi padre que viene por mí )

Otra escena:

la puerta del salon se abre de par en par e irrumpe el padre con la espada desnuda.

La hija pregunta:

“ Signuri patri, chi vinisti a fari? “

(Señor padre, ¿ que vino usted a hacer aquí?)

Y el padre contesta:

“ Signura figghia, vi vinu mazzari”

( Señora hija, he venido a matarla)

Al primer golpe de espada en la garganta, la mujer cayó y con la mano mojada de sangre dejó una huella roja en la pared. Al segundo golpe la mujer murió.

Don Ludovico tuvo que escapar de Carini y perdió todas sus tierras, que pasaron a ser propiedad del Barón de Carini.

El pueblo lloró a la pobre baronesa por mucho tiempo.

La gente de Carini hoy todavía cuenta que todos los años, en el aniversario del crimen, la huella de Laura en la pared del castillo sigue sangrando y se oyen sus lamentos por el amor perdido y por la vida cortada tan repentinamente.

Este asesinato impresionó mucho la gente del pueblo de Carini, que empezó a contarla a todos lo que pasaban por allí.

Un poeta anónimo le compuso un poema en dialecto siciliano, el cual fue cantado por los cantahistorias a lo largo de los siglos, hasta que por fin, en la mitad del siglo XVIII, fue traducido al italiano y al francés.

Todavia hoy se sigue cantando

* Estudiante italiana de Español 3
CEPE-UNAM, México, D.F.
Escribe a la autora: Alessandra Contri