Elena Madrigal y Staying with the trouble
Harper Keehn*
La teórica feminista multiespecista Donna Haraway, en su libro Staying with the trouble (Duke University Press, 2016), emplea una metodología a la que se refiere como “SF”: fabulación especulativa, ciencia ficción, figura de cuerda, feminismo especulativo, hecho de ciencia (por sus siglas en inglés). Esa metodología le permite imaginar nuevas posibilidades para la existencia, como se hace en la ciencia ficción, pero sin rechazar las condiciones reales y desastrosas del mundo como actualmente existe. Por eso se le llama staying with the trouble: según ella, aprendiendo a “quedarse con la dificultad de vivir y morir juntos, en una tierra dañada”, resultará más útil para el tipo de pensamiento que pueda proporcionar las medidas que se necesitan para construir futuros más vivibles.
Este enfoque es más humilde pero al mismo tiempo más poderoso que el utopismo, que requiere que se empiece en blanco, desde cero. La metodología propuesta por Haraway es más generosa, porque cuando uno la lee, no es necesario intentar una traducción imposible del mundo inventado al mundo actual para inspirarse. Haraway ya ha unido ambos enfoques para nosotros. Existen optimistas y realistas, y cuento yo con ambos tipos de personas como fuentes importantes de inspiración y perspectiva, respectivamente. Pero el tipo más especial es el realista optimista, que no va a fingir que las cosas son mejores de lo que realmente son, pero tampoco estará vencido por la desesperación o el nihilismo. Los realistas optimistas exhiben una complejidad conmovedora, porque permiten que el experimento pueda ser verdaderamente más de una cosa a la vez. Ellos son quienes me ayudan más y quienes me dan esperanzas.
Me parece que la autora de Contarte en Lésbico (Editions Alondras, 2010), Elena Madrigal[1], emplea la misma técnica que Haraway. Me imagino que no usaría el mismo marco teórico que ella para describir su escritura, pero para mí es útil leer sus cuentos como obras de fabulación especulativa, como ejemplos de staying with the trouble. "Las Consejas" (cuento corto incluido en la misma compilación) muestra un mundo parecido al nuestro, pero fundamentalmente diferente, en el que los padres (o por lo menos las madres) podrían hablar abiertamente con sus hijos de todo lo que puede pasar en la vida, sin vergüenza, normalizando todo, pues puede ser que mi caracterización de los cuentos de Madrigal como “fabulación especulativa” —cercana a la ciencia ficción— tenga más que ver con mi propia relación con la vergüenza y la familia que con la realidad de las obras en sí. En cualquier caso, fue un alivio leerlos. Cuando los leía, tuve esa sensación buenísima que provocan las mejores obras de teoría y ciencia ficción, en las que podía verme como uno de los personajes, rompiendo algunas de las reglas de la vida normal. Se dice: “no puedes ser lo que no puedes ver”. Como todos los mejores modelos a seguir, las madres de las “Consejas” (para mí) son tan revolucionarias como posiblemente reales.
El cuento Arielle, de esta misma compilación, realiza algo similar. Podía haber sido una historia de amor capitalista, en la que la señora Maru solo podía experimentar las sensaciones de amor en términos definidos por el capitalismo, como si todo, incluso el cuerpo de su amante, fuera literalmente un producto como cualquier otro. Y, de hecho, la historia entera fue capturada en la forma de un testimonio obligatorio, que se supone fue presentado para que la compañía ficticia de productos por catálogo, Arielle, ganara más dinero. Pero también se puede leer, otra vez, como una pieza de fabulación especulativa. Es decir, en Arielle, la señora Maru sí tiene que conformarse con las restricciones típicas de una vida sumida en el capitalismo y el patriarcado. Parece que ella tiene un matrimonio poco satisfactorio y con poco amor. Y tiene que buscar chamba para poder construir defensas contra la precariedad económica. Muchas personas estarían vencidas y deprimidas por vivir así, pero ella no. Porque dentro de todo, la señora Maru e Ivón construyen un experimento realmente libre y amoroso. El primer paso para ellas no tenía que ser “rechazar todo y volver a empezar de cero”. Si esto fuera requisito, como en tantas historias utópicas, nunca habría pasado nada. Pero al empezar donde ya estaban de alguna manera unidas, no tenían que esperar.
Imagino un mapa que muestre todas las posibilidades sociales que podrían existir para una vida. Quizá estamos muy al norte, donde reinan la vergüenza, la homofobia, el racismo, etc., y queremos ir completamente al sur, donde hay un paraíso socialista queer[2] o lo que sea. Una teoría de cambio común dice que no hay nada más que hacer que empezar a caminar, poco a poco, del norte hacia el sur. Obviamente, muchas veces, no existe sustitución para el tiempo y ese tipo de trabajo lento. Pero a veces parece que es posible simplemente doblar el mapa, para que el papel que representa el norte contacte con el sur. Y con los dos lados bien pegados, se podría dar un solo paso y llegar al destino. Esa imagen me ayuda, cuando me siento mal, a recordar que los límites de la física no tienen que aplicar siempre a la vida interna y, así, puede ser que algo mejor esté realmente cerca.
Imagen del autor
*Estudiante de Estados Unidos del taller: Literatura mexicana en 6 lecciones
CEPE-UNAM, Ciudad Universitaria, Ciudad de México
[1] Investigadora y autora mexicana (www.elem.mx/autor/datos/106151). (Nota de la E.)
[2] Término relacionado con una identidad sexual o de género. (Nota de la E.)
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