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"¿Cómo lograr ser una abuela intelectual sin culpa?"

Rosa Guadalupe Spada Suárez*
<i>No solo para dormir es la noche</i>
No solo para dormir es la noche

Foto: http://www.amazon.com/
dormir-noche-Plaza-mayor-Spanish/dp/9683915345
Las mujeres emergen del cuarto de los niños, brillan un rato, van a fiestas, a bailes, conocen a un hombre, se casan con él. Y vuelven a desaparecer en el cuarto de los niños.
Ferrence Hergeg.

 

Introducción:

En este trabajo quiero destacar el rol de las abuelas en la sociedad mexicana actual a partir del cuento titulado "Las siete ya van a dar" de la escritora mexicana Rosa Nissán[1], quien nos muestra a nivel vivencial qué significa ser una abuela intelectual y no cumplir las expectativas de sus hijos de ser una abuela "niñera" o una madre sustituta de sus nietos. La riqueza del texto nos permitirá tener un dialogo entre la ficción y la realidad.

Es importante señalar que este cuento fue analizado en la clase de "Escritoras Mexicanas" en CEPE-UNAM. El cuento se lee en voz alta y es estudiado en varios niveles:

 

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    1. Análisis literario.
    2. Palabras coloquiales.
    3. Diferentes significados de "Las siete ya van a dar".
    4. Rol de la protagonista como abuela.
    5. Riqueza semántica.
    6. Riqueza fonética de la canción "Las siete ya van a dar".

Importancia del texto.

En este cuento podemos ver que en nuestro país no es lo mismo ser "abuela" que "abuelo". Aquí el lenguaje es muy explícito: "El papel de los hombres no es el de cuidar nietos"[2]. Mientras que sí es casi una obligación para la abuela. Ejemplo de ello son las siguientes situaciones:

 

  •  
    1. Elenita, la secre del dentista, lleva seis años en el consultorio gracias a que su mamá se ocupa de sus hijos.
    2. La mamá de Lolita, la del salón, cuida del hogar para que la hija trabaje.
    3. La hija de Emilia Trueba, que se llenó de diplomas y doctorados en el extranjero, comentó triste en una cena: "¿Tantos estudios para encerrarme a cuidar a un niño?"
    4. Como lo vive la protagonista: "Se me enchina el cuero al pensar que en lugar de estar recostada en tu pecho, (de su novio actual Martín) lejos de todos y sólo cerca de ti, esta vida nueva la tuviera que recorrer cuidando niños todavía".[3]

Diferentes significados de "Las siete ya van a dar"

La autora nos muestra, a partir de la canción infantil "La merienda", escrita por el mexicano Gabilondo Soler, mejor conocido como "Crí-crí", el grillito cantor, la tiranía infantil. Y, en este caso, no solamente de los nietos, sino de los propios hijos de la escritora, quienes se sienten con todos los derechos de exigir a su madre que sea abuela-niñera. Pero, no con los parámetros de ella, sino con los que sus hijos le imponen. Veamos los diferentes significados:

 

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    1. "Las siete ya va a dar" es el título del cuento.[4]
    2. En el primer párrafo se agrega y con mayúsculas: "LAS SIETE YA VAN A DAR, el niño va a merendar"[5]
    3. "Las siete ya van a dar, el niño va a merendar, porque el pequeño es un gritón que siempre sale con esta canción"[6]
    4. Otro contexto es el de la hora muy precisa: las siete de la noche, la hora en la que cenan los niños.

Las características de la "Abuela intelectual"

 

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    1. Es una mujer madura (45 años).
    2. Está divorciada del padre de sus hijos.
    3. Está enamorada. Tiene un novio llamado "Martín" quien es abuelo sin ningún compromiso impuesto por sus hijos en su rol de abuelo.
    4. La protagonista es madre de cuatro hijas y un hijo, quienes son presentados en este orden: (la mayor, Vicky y Sandra, la menor) y un hijo varón (el machín).
    5. Cuando se divorció sus hijos, prefirieron quedarse con su padre por el dinero que este les proporcionaba.
    6. Al ser abandonada por sus hijos, la protagonista dedicó su vida a su propio crecimiento intelectual, emocional, afectivo y económico.
    7. Actualmente la protagonista trabaja como profesora; además, imparte talleres de creación literaria en el género autobiográfico.
    8. Publica artículos en revistas y periódicos.
    9. Escribe novelas, tiene éxito y reconocimiento.
    10. Su novela "Novia que te vea" fue llevada al cine.
    11. Va a exposiciones.
    12. Viaja.
    13. Y se niega a asumir el rol de "abuela-niñera".

Abuela con autonomía:

En este cuento la protagonista, gracias a su divorcio y al abandono de sus hijos, pudo revisar su vida con otra mirada. Desde otra óptica. Tuvo que enfrentarse a trabajar para poder subsistir primero y después disfrutar de su profesión y vivirla como una pasión. Ella aprendió a ser autónoma y libre. Lo exclama con orgullo y satisfacción así:

Cuando los hijos volvieron, nada fue igual, ya mi cuerpo había saciado sus deseos, mi vida se había ampliado. Había aprendido el placer de viajar, de divertirme también sin ellos. Había hecho mía esa libertad tan postergada. Estaba naciendo una mujer. Y aunque se enojaron y exigieron, no volví a ser únicamente de ellos. Ya era mía. Ya era yo misma.[7]

Los hijos de la protagonista al ver que su madre no cumple con el "rol de abuela niñera" o de madre ejemplar, empiezan a utilizar sustantivos que la descalifican, entre ellos destacan los siguientes:

Abuela egoísta

Ante la negativa de la protagonista de asumir el rol de abuela ejemplar con sus nietos, léase de "cuidadora de niños", su hija la compara con otras mujeres abuelas y con ello le dice abiertamente que son mejores que ella:

Es el colmo, madre, las mamás de mis amigas reúnen a sus hijos, los invitan a comer todos los domingos, mientras tú, hasta el día de las madres te fuiste de fin de semana -acusa Vicky-. Además, Pepito tuvo cuatro días calentura y ni te enteraste. Eres una egoísta.[8]

Abuela que se comporta como abuelo.

En este cuento, las hijas e hijo de la protagonista quieren que su madre asuma el rol de abuela cuidadora e incondicional no por gusto sino como obligación y bajo los parámetros de ellos. Ante esto, la abuela reflexiona lo siguiente:

Y las demás hijas han tenido críos y quieren que sea tan buena abuela como madre, que me engolosine viéndolos crecer... y me duele pero si les doy todo ese tiempo, ya no leeré el libro para la clase del martes, ni terminaré el trabajo para la revista, ya no me dará tiempo para... Qué difícil sacar ese egoísmo que se necesita para defender la vida.[9]

Abuela con límites.

Si bien las hijas e hijo de la protagonista quieren que su madre se comprometa más con ellos que con su propia vida y la tratan de chantajear con el tema de que es primero la familia que su trabajo, la escritora tiene muy claro que no debe cumplir las expectativas de ellos y se dice a sí misma en voz alta lo siguiente:

Quiero descansar de la felicidad familiar, descansar de las gracias de los niños, disfrutar el amor, hablar con adultos, saber de ellos, de sus miedos, sus angustias. Quiero vivir la vida con adultos. Qué importa si no me ponen de ejemplo como madre ni abuela. De todos modos no se aprecia, es simplemente obligación.[10]

No es lo mismo ser abuela que abuelo.

Para Martín, la pareja de la protagonista el ser "abuelo" es un rol ideal. No le exige ningún compromiso ni obligación con los nietos. Él lo vive de la siguiente manera:

-Ser abuelo es lo ideal, los nietos vienen, los disfrutas y se van -asegura Martín sentándose en una de las bancas que miran al río- .[11]

También para el hijo de la protagonista ella tiene que ser siempre madre y abuela. Así se lo expresa a su madre:

Llega el machín, el único varón que cree que basta con que él dé la orden para que se cumpla: "¡tú tienes que ser buena madre y abuela" y yo, "¿por qué a tu padre no le exigen?, él se fue cuatro meses a ver cómo era vivir en Argentina y no pasó nada. Tan sólo me fui quince días y ustedes casi se cortan las venas". Y el machín: "¡para eso eres madre! ¡Lo serás hasta el último día de tu vida!"[12]

A manera de colofón.

Entre los logros de la clase destaca que muchos alumnos se animaron a compartir sus experiencias con sus abuelas. Algunos de ellos compartieron que sus abuelas les cocinaban pasteles deliciosos. Otros decían que sus abuelas los dejaban ver la T.V. una hora más tarde. Otras les permitían dormir más aunque tuvieran que correr para llegar a la escuela. Todo ello nos permitió esbozar lo siguiente:

 

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    1. Que ellos confrontaron su visión de mundo, sus diferentes puntos de vista y sus diferentes formas de expresar la palabra "abuelo" y "abuela".
    2. Que es diferente en cada país cómo se vive ser "abuelo" o "abuela".
    3. Que sí existen diferencias muy marcadas para las "abuelas" que asumen el rol tradicional de las "abuelas intelectuales".

*Profesora de Literatura
CEPE-CU, UNAM, Ciudad de México.

[1] Rosa Nissán, "Las siete ya van a dar" en No sólo para dormir es la noche, México, Editorial Patria, 1999. Todas las citas del texto pertenecen a esta edición.

[2] p. 72

[3]p. 71

[4]Idem.

[5] Idem.

[6] p. 76

[7] Idem

[8] Idem.

[9] pp. 76-77.

[10] p.78

[11] p.77

[12] p.78