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Un país de magia

Leon Kieding*

México tiene la forma del cuerno de la abundancia, y de plano llena la atmósfera de magia, con grandes posibilidades y el gusto por la vida. En su vitalidad y su gran gama de colores, México es único. En breve, tres aspectos me llaman la atención en particular; su historia, su naturaleza y su cultura.

Históricamente uno puede entender mucho de México. Si pasado explica su juventud en primer lugar, y eso es emocionante considerando que apenas se está empezando a desarrollar, y que hay mucho espacio para el progreso. De alguna manera se pueden entender sus fallas políticas y socioeconómicas, pues sólo han pasado quinientos años desde la unificación de las culturas náhuatl y españolas. Con tantas almas prendidas y el espíritu en movimiento, evidente en las personalidades de sus artistas y en la interacción social visible en la calle, seguramente será de los países más innovadores del mundo. Si bien se puede gozar en estas ricas tierras la belleza y brillantez de los monumentos como Palenque y Monte Albán, y la influencia arquitectónica de los árabes y los españoles en las ciudades coloniales, sólo podemos imaginarnos los logros del futuro de México.

Aquí la tierra, o la Pachamama, da el maíz y lo que parece ser millones de especies de plantas y frutas.  Esto impresiona mucho al visitante cuyo país únicamente da manzanas, unas moras de color sombrío y uno que otro pino, y además donde la mitad del año está helado y carece de todas las plantas vivas. En este país puedes ir del desierto hasta las montañas, al mar y a las profundidades de sus selvas gigantescas. Siempre sorprende la cantidad de animales y vegetales, y la gran variedad de éstos en cada región. Es más, las diferencias nombradas también tienen su efecto en las culturas humanas.

En cada una de estas vastas regiones la gente se adapta y crea sus propias culturas, tradiciones y maneras de hacer las cosas. La carismática gente del mar, por ejemplo, nos encanta con sus dialectitos costeños.  La gente de la sierra, los serranos, proveen a la nación de leche y café, y dedican sus vidas al desarrollo de ranchos y ganado. En las ciudades la gente busca nuevas posibilidades y llenan sus almas y sus mentes con la educación universitaria y los numerosos y famosos museos que guardan los secretos del universo. Con estas diferencias culturales, México se mantiene fluido.

En suma, el país que dispone el chile y el sombrero colosal no sólo muestra tradiciones antiguas, grandes bosques con lagos y ríos, y huellas de civilizaciones majestuosas, sino también la ambición de innovar. Aquí existe la democracia, por ejemplo, y la libertad de expresión. La tecnología crece constantemente, empezando con la invención de la televisión de color, y la vida espiritual agrega una tradición de fidelidad y esperanza. Por lo tanto, su voluntad del progreso le hará uno de los primeros en transmitir armonía a la sagrada tierra nuestra.

* Estudiante de Español Intermedio 3
Nacionalidad: Ciudadano del mundo
CEPE-CU, UNAM, México, D.F.