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Una leyenda irlandesa oral

Lorcan Scanlone

Una noche, regresaba tarde a casa. Estaba cansado, extenuado: había pasado un día largo y frustrante en la oficina.

Estaba oscuro y empezó a lloviznar sobre el camino polvoriento. De repente, desde las sombras saltó un gato, se levantó sobre las patas traseras delante de mí y gritó en voz baja:

--Dígale a Tobo que Nobo está muriendo.

Me quedé yo mirándolo boquiabierto, mientras el gato volvió a desaparecer en la oscuridad. Hice la señal de la cruz, susurré una oración y regresé corriendo a casa.

A la mañana siguiente, estaba tomando el desayuno con mi esposa y le narraba el episodio extraño de la noche anterior. Cuando llegué a la parte de la historia en que el gato había gritado " Dígale a Tobo que Nobo está muriendo", nuestro gato Emilio, que estaba durmiendo en la silla, se levantó de un salto y mientras corría hacia afuera, reclamó:

--¿Por qué no me lo dijo antes? Voy a llegar tarde al funeral.