La XXV edición de las jornadas alarconianas: punto de vista de una extranjera
Ginette Mahoro*
El teatro es el espejo de la vida, se dice. Los taxqueños, durante toda una semana, pudieron alegrarse al ver las múltiples facetas de sus vidas en las 40 obras que fueron presentadas en la XXV edición de las Jornadas Alarconianas celebradas del 18 al 27 de Mayo 2012. Éstas fueron instituidas por decreto en 1987 con el objetivo de homenajear a una de las máximas figuras dramatúrgicas del siglo de Oro y originario de Taxco, Don Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza.
Vimos lo mejor del teatro mexicano e hispanoamericano (Argentina, Chile y Venezuela) y europeo con Italia: empezando por el teatro del repertorio universal, universitario, popular y contemporáneo; pasando por el teatro infantil y itinerante; incluso el de cabaret. Así pues, las Jornadas Alarconianas ofrecen una gran variedad de estilos y formatos teatrales y además, el público puede participar en conferencias magistrales, talleres y charlas con actores, directores y dramaturgos; lo cual hice. Puesto que no puedo hablar en este artículo de todas las actividades a las que fui, me centraré en las obras que llamaron más mi atención.
De la quincena de obras a las cuales asistí, La secreta obscenidad de cada día, cuya dramaturgia y dirección son del chileno Antonio de la Parra, se destacó por la interpretación inigualable de sus dos actores. Esta obra ─que tomó casi 30 años de montaje, que ganó en 2004 el premio al mejor espectáculo extranjero de Buenos Aires y que es una de las obras latinoamericanas más representadas en el mundo─,- cuenta la historia de dos exhibicionistas que se encuentran delante de un colegio de niñas y que, a lo largo de una discusión por un juego de sorpresas, descubren cada una sobre la otra que eran Freud y Marx. La profundidad de las cuestiones sobre las cuales el texto da vueltas, por ejemplo, como sería la organización económica, social y política si cada una de estas figuras no hubieran influido sobre el curso de la historia de la humanidad- fue aligerado por el hecho de que estos personajes tan brillantes estaban representados como exhibicionistas bufones; lo que ha contribuido a que todo tipo de espectadores, de 0 a 99 años, encuentren algo para disfrutar.
Lírica, de Venezuela, trata del encuentro entre dos familias, una víctima, la otra victimaria, a través del encuentro y la amistad después entre sus hijos de 9 años. Entre ambos niños, la armonía estaba basada en la poesía; toda la obra puede ser resumida en esta frase como moraleja: víctima y victimario pueden vivir juntos y la poesía o cualquier otro tipo de arte serviría para resistir el odio y la violencia. A pesar de su estilo en la escritura, redundante y algunas veces aburrido, lo que me interesó es que esta obra hablaba de un tema que divide a mi país, Burundi, a causa de las guerras étnicas, y proponía soluciones para construir el futuro.
En cuanto a La falsa crónica de Juana la loca, de Aguascalientes, se destacó por el trabajo escénico impresionante. Desazón de la compañía Nacional de Teatro con Los perros, de los estudiantes de la UNAM-Taxco y Los ojos verdes, de una compañía argentina, fueron las que presentaban la vida de las mujeres, sus deseos, sus arrepentimientos y sus alegrías. Las que animaron la imaginación y maravillaron a los niños y a todos los que han conservado su alma de niños ─como yo─ son, entre otras, Farfalle/ Mariposas, de Italia, y El viaje de Tina, del D.F., México.
Para cerrar con broche de oro, la obra que se quedará en mi corazón toda mi vida: El gallo de México, D.F., cuya dramaturgia es de Claudio Valdéz Kuri y cuya composición musical es de Paul Barker. No es de sorprender que me haya encantado, puesto que obtuvo el premio a la mejor obra Internacional en el Festival de Brighton de 2011 y en el FITEI Portugal 2011; fue una de las mejores 10 obras del año. Esta obra es una historia de confrontación de deseos y visiones de cada uno de nosotros, seres humanos, a través del teatro, la música y la danza de un grupo de cantantes de diferentes orígenes con un director-compositor. No puedo encontrar palabras para describir cómo me sentí al verla. Fue mágico y profundo, de tal manera que algunas veces estuve a punto de llorar.
Hubo más momentos como esos que me tocaron, pero terminaré de compartir lo que fue extraño y también extraordinario desde mi punto de vista de extranjera espectadora: todas las actividades, tan magníficas y enriquecedoras, eran gratuitas para todos:¡Increíble!
*Estudiante canadiense de Español Intermedio 1
CEPE Taxco-UNAM, México
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